MINERÍA
ROMANA EN LA PROVINCIA DE LEÓN
Hispania
fue el distrito minero más rico dentro del Imperio Romano, y el primero que fue
explotado intensamente. Antes había sido explotado por los cartagineses, por
los fenicios y por los iberos. Este trabajo se centra en la explotación minera
de Hispania por los romanos, en especial del Noroeste peninsular. Sin duda una
de las zonas más ricas en cuanto a metales preciosos.
Aunque
parezca ser que la presencia romana en la Península se debe a la explotación
minera, no es del todo una afirmación correcta; sino que se produce después de
un asentamiento militar y su causa principal es la defensa de un “limes” y la
lucha contra los cántabro – astures. A partir de aquí los asentamientos
evolucionan, acorde con el ello el aparato militar colaboró a las explotaciones
mineras.
A
parte de las ya muy estudiadas minas de las Medulas, por iniciativa de Sánchez
Palencia, García Bellido o Domergue, poseemos restos de explotaciones
importantes como el caso del Teleno, las Omañas al norte o las minas
subterráneas de Llamas de la Cabrera. Estas zonas están controladas por dos
centros principalmente, el control administrativo – militar lo abarcan los
centros de Asturica – Augusta (Astorga) y la Legio VII (León).
En
todo el Noroeste se extrajo oro, desde el Tajo hasta el norte, incluyendo las
antiguas Lusitania, Gallaecia y Asturica mencionadas por Plinio el Viejo.
Las
sociedades prerromanas realizaban una
explotación tradicional a pequeña escala, sus asentamientos eran castros que
aglutinaban a las familias, la minería de oro romana se desarrollo a una escala
en tal extensión que transformo completamente las formas de ocupación y
explotación del territorio. No se trató únicamente de la aplicación de una
nueva tecnología, sino que fue en último término el resultado de dar respuesta
a exigencias políticas y económicas concretas.
Aunque
durante época prerromana se extrajo oro en el Noroeste, esta actividad se
centró en el lavado de los placeres fluviales. El descubrimiento de los grandes
yacimientos se produjo bajo la dominación romana como una parte de la política
imperial de llevar a cabo una explotación general de los recursos. Se pusieron
en explotación nuevos territorios, algunos de ellos desocupados con
anterioridad, de modo que se decreta un cambio en la organización del
poblamiento.
El
control romano sobre las zonas mineras no necesitaba de establecimientos
urbanos. Las amplias zonas afectadas y la movilidad del trabajo hacía que el
control técnico y la supervisión administrativa fueran posibles e, incluso, más
fáciles, desde las capitales conventuales Asturica Augusta, Bracara Augusta y
Lucus Augusti, a través de la red viaria que estructuraba toda la región y de
establecimientos menores en varios puntos que actuaban como officinae metallorum.
El
sistema de explotación empleado no es muy diferente a los utilizados hasta
época reciente en yacimientos auríferos semejantes. Este sistema es el que
Estrabon denomina crisoplisia. Se basa en la utilización de la fuerza
hidráulica situada en altura para realizar las siguientes operaciones
esenciales:
-
lavado o derrumbe y arrastre del conglomerado aurífero. Se deja caer el agua
desde los canales y depósitos situados en un punto superior para que rompa y
arrastre el aluvión hasta los canales de lavado.
-
canalizar el lodo aurífero generado hasta los canales de lavado o agogae, donde
es posible separar las partículas de oro.
-
Al mismo tiempo, es necesario quitar los cantos rodados más grandes y pesados,
que son acumulados en los tramos previos a los canales de lavado formando las
“murias”
La
importancia del agua durante todo el proceso explica la construcción de una
espectacular red de canales y depósitos a lo largo de los siglos que duró la
explotación. Así mismo, por primera vez en la historia de la Península ibérica,
se realizó un transvase de agua; del valle del Duero (río Ería) al del Sil.
Puede
suponerse la participación del ejército romano en la planificación y trazado de
la red hidráulica así como en el inicio de todos los trabajos mineros. La
destreza técnica necesaria para estos complejos sistemas de explotaciones
estaba en manos de los técnicos formados en el ejército. Por otra parte la mano
de obra era proporcionada por las comunidades locales en el marco del sistema
tributario.
El
establecimiento de un poblamiento relacionado con la explotación de oro supuso
un enorme crecimiento de la población local que, sobre la base de los cálculos
hechos a partir de las áreas habitables de los asentamientos de los valles de
la Cabrera y el Eria, puede estimarse en un 311%. La mano de obra vendría dada por las
poblaciones indígenas, se trataría una población libre sometida.
Procedimientos para obtener el
oro
Ha
sido decisivo el trabajo de F.J. Sánchez Palencia18 sobre el tema del oro y
para explicar las explotaciones auríferas del noroeste, que cambia radicalmente
todo lo afirmado hasta el momento presente. Plinio distingue dos procedimientos
radicalmente distintos de obtener el oro: uno natural y otro por procedimientos
artificiales. El natural es de tres tipos: pláceres móviles fluviales,
yacimientos secundarios o aluviones, los explotados por arrugia o ruina
montium, y en yacimientos primarios o sobre roca. Esta clasificación aparece en
Aristóteles y en Estrabón siguiendo a Posidonio. Estrabón se refiere a
Turdetania y a territorios limítrofes, Oretania, Vetonia, Lusitania y
Bastetania. El citado párrafo de Estrabón diferencia dos métodos de obtener el
oro: excavaciones y arrastre. Las explotaciones auríferas mediante fuerza
hidráulica, lavaderos, eran más frecuentes que mediante excavaciones. Se
diferencian dos grandes tipos de mineralizaciones auríferas: primarias o sobre
roca, y secundarias, sobre terrenos sedimentarios.