MINERÍA
ROMANA EN LA PROVINCIA DE LEÓN
Hispania
fue el distrito minero más rico dentro del Imperio Romano, y el primero que fue
explotado intensamente. Antes había sido explotado por los cartagineses, por
los fenicios y por los iberos. Este trabajo se centra en la explotación minera
de Hispania por los romanos, en especial del Noroeste peninsular. Sin duda una
de las zonas más ricas en cuanto a metales preciosos.
Aunque
parezca ser que la presencia romana en la Península se debe a la explotación
minera, no es del todo una afirmación correcta; sino que se produce después de
un asentamiento militar y su causa principal es la defensa de un “limes” y la
lucha contra los cántabro – astures. A partir de aquí los asentamientos
evolucionan, acorde con el ello el aparato militar colaboró a las explotaciones
mineras.
A
parte de las ya muy estudiadas minas de las Medulas, por iniciativa de Sánchez
Palencia, García Bellido o Domergue, poseemos restos de explotaciones
importantes como el caso del Teleno, las Omañas al norte o las minas
subterráneas de Llamas de la Cabrera. Estas zonas están controladas por dos
centros principalmente, el control administrativo – militar lo abarcan los
centros de Asturica – Augusta (Astorga) y la Legio VII (León).
En
todo el Noroeste se extrajo oro, desde el Tajo hasta el norte, incluyendo las
antiguas Lusitania, Gallaecia y Asturica mencionadas por Plinio el Viejo.
Las
sociedades prerromanas realizaban una
explotación tradicional a pequeña escala, sus asentamientos eran castros que
aglutinaban a las familias, la minería de oro romana se desarrollo a una escala
en tal extensión que transformo completamente las formas de ocupación y
explotación del territorio. No se trató únicamente de la aplicación de una
nueva tecnología, sino que fue en último término el resultado de dar respuesta
a exigencias políticas y económicas concretas.
Aunque
durante época prerromana se extrajo oro en el Noroeste, esta actividad se
centró en el lavado de los placeres fluviales. El descubrimiento de los grandes
yacimientos se produjo bajo la dominación romana como una parte de la política
imperial de llevar a cabo una explotación general de los recursos. Se pusieron
en explotación nuevos territorios, algunos de ellos desocupados con
anterioridad, de modo que se decreta un cambio en la organización del
poblamiento.
El
control romano sobre las zonas mineras no necesitaba de establecimientos
urbanos. Las amplias zonas afectadas y la movilidad del trabajo hacía que el
control técnico y la supervisión administrativa fueran posibles e, incluso, más
fáciles, desde las capitales conventuales Asturica Augusta, Bracara Augusta y
Lucus Augusti, a través de la red viaria que estructuraba toda la región y de
establecimientos menores en varios puntos que actuaban como officinae metallorum.
El
sistema de explotación empleado no es muy diferente a los utilizados hasta
época reciente en yacimientos auríferos semejantes. Este sistema es el que
Estrabon denomina crisoplisia. Se basa en la utilización de la fuerza
hidráulica situada en altura para realizar las siguientes operaciones
esenciales:
-
lavado o derrumbe y arrastre del conglomerado aurífero. Se deja caer el agua
desde los canales y depósitos situados en un punto superior para que rompa y
arrastre el aluvión hasta los canales de lavado.
-
canalizar el lodo aurífero generado hasta los canales de lavado o agogae, donde
es posible separar las partículas de oro.
-
Al mismo tiempo, es necesario quitar los cantos rodados más grandes y pesados,
que son acumulados en los tramos previos a los canales de lavado formando las
“murias”
La
importancia del agua durante todo el proceso explica la construcción de una
espectacular red de canales y depósitos a lo largo de los siglos que duró la
explotación. Así mismo, por primera vez en la historia de la Península ibérica,
se realizó un transvase de agua; del valle del Duero (río Ería) al del Sil.
Puede
suponerse la participación del ejército romano en la planificación y trazado de
la red hidráulica así como en el inicio de todos los trabajos mineros. La
destreza técnica necesaria para estos complejos sistemas de explotaciones
estaba en manos de los técnicos formados en el ejército. Por otra parte la mano
de obra era proporcionada por las comunidades locales en el marco del sistema
tributario.
El
establecimiento de un poblamiento relacionado con la explotación de oro supuso
un enorme crecimiento de la población local que, sobre la base de los cálculos
hechos a partir de las áreas habitables de los asentamientos de los valles de
la Cabrera y el Eria, puede estimarse en un 311%. La mano de obra vendría dada por las
poblaciones indígenas, se trataría una población libre sometida.
Procedimientos para obtener el
oro
Ha
sido decisivo el trabajo de F.J. Sánchez Palencia18 sobre el tema del oro y
para explicar las explotaciones auríferas del noroeste, que cambia radicalmente
todo lo afirmado hasta el momento presente. Plinio distingue dos procedimientos
radicalmente distintos de obtener el oro: uno natural y otro por procedimientos
artificiales. El natural es de tres tipos: pláceres móviles fluviales,
yacimientos secundarios o aluviones, los explotados por arrugia o ruina
montium, y en yacimientos primarios o sobre roca. Esta clasificación aparece en
Aristóteles y en Estrabón siguiendo a Posidonio. Estrabón se refiere a
Turdetania y a territorios limítrofes, Oretania, Vetonia, Lusitania y
Bastetania. El citado párrafo de Estrabón diferencia dos métodos de obtener el
oro: excavaciones y arrastre. Las explotaciones auríferas mediante fuerza
hidráulica, lavaderos, eran más frecuentes que mediante excavaciones. Se
diferencian dos grandes tipos de mineralizaciones auríferas: primarias o sobre
roca, y secundarias, sobre terrenos sedimentarios.
Posidonio no concede más importancia al método
de excavación. Se detiene en la obtención de oro mediante lavado. El método
descrito se ha interpretado de dos maneras diferentes: el oro fluvial se
retira, se lava en las proximidades en artesas, o se excava un pozo y las
arenas se lavan. En el segundo método, el oro o material aurífero se desmenuza,
se lava en artesas o en cisternas, y se lava la tierra extraída. En el primer
método es el bateo, y en el segundo se utiliza una pila o zanja del terreno a
modo de canal de lavado, del tipo de los agogae de Plinio, o pequeños pozos,
artesas o pilas para retener el oro arrastrado por una corriente de agua. Del
texto de Estrabón se deduce que también se obtenía el oro de lugares no
irrigados, llevando el agua hasta ellos.
De los
datos que proporciona Plinio, se deduce que las técnicas usadas en las minas de
oro son las mismas en las tres provincias hispanas, y en particular en
Lusitania y en el NO. F.J. Sánchez Palencia cita las siguientes pruebas
arqueológicas: las zanjas-canales y la red hidráulica de Caniles; los canales y
posible ruina montium del Hoyo de la Campana; los grandes
amontonamientos de cantos rodados ordenados en alineaciones o «conheiras» de la
cuenca del Tajo; los molinos para triturar el mineral primario en el proceso de
su enriquecimiento en las minas de La Codosera; las zanjas-canales y las cortas
de arrastre abastecidas por grandes depósitos en Las Cavenes de El Cabaco y el
bloque con cazoletas de un canal de lavado para el mineral aurífero primario de
El Molinillo.
El citado
aurum talutium de los montes hispanos se generalizó en todos los trabajos
secundarios de Hispania.
De todo lo
expuesto, deduce F.J. Sánchez Palencia que no se puede seguir defendiendo, como
se ha defendido generalmente, el carácter autóctono de las técnicas mineras de
las explotaciones del noroeste hispánico, ya que se documenta con anterioridad
en otras zonas peninsulares. Pasa el autor a examinar los precedentes fuera de
Hispania. Los principios más o menos desarrollados en que se basan las
explotaciones de oro de Hispania se encuentran en la descripción de las ruinas
egipcias de tiempos de los Ptolomeos, en Agatárquides de Cnido. Aplicar fuego
para estallar las rocas, complemento de la extracción mediante instrumentos
mineros.
-
Aplicación del fuego para calentar y hacer estallar las rocas más duras, como
complemento de la extracción mediante instrumentos mineros.
- Trituración del material aurífero.
-
Obtención del oro mediante lavado en canales de madera. Precedente de la agoga
o canal de lavado.
El
noroeste hispano, pero sobre todo los astures, tenían en su territorio
enclavadas las minas más ricas de oro de todo el mundo antiguo, junto con las
de Tracia, en el norte de Grecia, en explotación desde la finalización de las
guerras cántabras en el año 19 a. C. El historiador romano Floro, que vivió en
época de Adriano, escribió con frase lapidaria: .la región era rica en oro, malaquita,
minio (este dato no es cierto) y abundante en otros productos. En consecuencia,
ordenó Augusto que se explotase el suelo. Así, los astures, esforzándose en excavar
la tierra para el provecho de otros, empezaron a conocer sus recursos y
riquezas.. El poeta Silio Itálico en su poema dedicado a las Guerras Púnicas,
siguiendo al poeta hispano Lucano, muerto en el año 65, en su poema Farsalia,
afirma que el astur mantiene el primer puesto en la explotación minera, sobre
todo el oro. Esta explotación duró hasta finales del gobierno de los
emperadores Severos, cuando las minas de oro hispanas dejaron de explotarse no
por disminución de las producción de oro, según la tesis de uno de los investigadores
que más se han dedicado a ellas, F. Sánchez Palencia, que no había mermado en
relación a los primeros decenios, sino por no ser ya rentables las minas debido
a la inflación, devaluación de la moneda, y subida de precios, de la crisis de
la época severiana, proceso que había empezado en tiempos del emperador Cómodo
(180-192).
Durante
mi juventud se daba como causa de este cese la falta de mano de obra esclava,
tesis que no se puede sostener, pues ya desde comienzos del siglo II, las minas
se trabajaban, en gran medida, con personal libre. Las explotaciones mineras de
León han planteado un problema, que ha ocupado a los investigadores actuales, y
que yo me he ocupado de ello en un trabajo publicado en los Cuadernos de Estudios
Astorganos, Marcelo Macías, en relación a como pagaban los romanos a estos
mineros libres, cuestión de la que se han propuesto varias hipótesis
diferentes, ninguna clara del todo. La riqueza en minas de oro explotadas por
los romanos en la actual provincia de León era fabulosa. Era el coto minero de
oro más importante de todo el Mundo Antiguo, solo comparable con las minas de
Dacia. Baste echar una ojeada a los mapas y catálogos confeccionados por F.J.
Sánchez Palencia: Cuencas del río Eria; del Duerna; de la Sierra del Teleno; de
los ríos Turienzo y Jerga; del Tuerto; del Órbigo; del Boeza; de los ríos
Burbia y Cua; del alto Sil; del Cabrera; y del medio Sil. Plinio, el Viejo, que
fue procurador de la Provincia Tarraconense en época flavia, hacia el año 74, y
que manejó archivos estatales, quedó maravillado de estas explotaciones de oro,
que debió conocer directamente sobre las que da datos concretos. Baste recordar
un solo texto sobre el sistema de explotación de estas minas donde describe el
empleo de agua para facilitar la extracción del mineral:
.La
tierra conducida así se desliza hasta el mar; rota la montaña, se disuelve, y
de este modo Hispania ha hecho retroceder al mar lejos de sus orillas... El oro
obtenido por la <arrugia> no se funde, es ya oro; se encuentran masas,
como en los pozos, que pesan más de 10 libras.
Llaman
a estas masas <palagae>; otros las dicen <palacurnae>, y cuando es
pequeña, llámanla <balux>... Según opinión de algunos, Asturia, Gallaecia
y Lusitania suministran por este procedimiento 20.000 libras de oro al año,
pero la producción de Asturia es la más abundante. No hay parte alguna de la
tierra donde se dé esta fertilidad durante tantos siglos.. Asturica Augusta era
la capital del distrito minero de los astures, como lo prueban las
inscripciones de los altos funcionarios de la administración romana aparecidas
en esta ciudad.
Los
emperadores enviaron a Asturica Augusta personal de su más absoluta confianza,
algunos con experiencia en la administración de las minas, lo que indica la
importancia excepcional que los emperadores concedían a las explotaciones de
oro de León.
APUNTES
BIOGRÁFICOS DE CLAUDE DOMERGUE
Claude
Domergue es el principal arqueólogo minero que ha trabajado en yacimientos de la
Península Ibérica. En esta ponencia pretendemos humildemente dar a conocer, de forma
resumida, su aportación científica. Asimismo, tras más de 40 años de continuado
esfuerzo queremos rendirle el homenaje que justamente se merece.
Su
trabajo de campo, realizado de forma casi pionera desde mediados de los 60
hasta nuestros días, ha sido inmenso: catalogando e investigando más de mil
minas o fundiciones, tanto romanas como prerromanas, en el ámbito de toda la
Península. No ha perdido oportunidad de conocer cualquier vestigio o referencia
de labores extractivas e instalaciones anejas. Siempre ha aplicado las técnicas
de investigación más novedosas.
Todo
esto ha sido plasmado en obras enciclopédicas, muy consultadas por la comunidad
científica. Por ello, pensamos que tanto los arqueólogos como los mineros le
debemos mucho, ya que ha abierto importantes caminos para el trabajo de otros.
Particularmente
hay que agradecerle el estudio de la minería aurífera romana del Noroeste. No
es casualidad que la sede elegida para el Simposio sea la milenaria ciudad de
León.
Para
profundizar este asunto, hizo un viaje en mayo de 1964 al NO peninsular, tras documentarse
previamente durante todo el mes de marzo. La idea era visitar los museos de
Astorga, Orense, Santiago y La Coruña, y asimismo tratar de ver “in situ” los vestigios
de la cultura castreña, todavía en fase de estudio por autores de la talla de
Antonio
García Bellido. Pero Galicia mostraba un cierto interés, no sólo por las raíces
célticas, sino también porque fue una provincia romana. Y allí surgían varías
preguntas:
¿Por
qué hasta la época de Augusto no lograron conquistar aquella región? ¿La
riqueza aurífera justificaba la defensa desesperada que sus habitantes
realizaron del territorio o era solo por preservar su libertad?
Tras
comprobar la abundancia de vestigios de la romanización en el NO peninsular (villas,
calzadas, campamentos militares, etc.), observa como en esta zona quedan importantes
restos, aun visibles, de la explotación minera, surgiendo la pregunta: ¿La conquista
romana de la Península Ibérica se debió a la riqueza minera? El gran maestro francés
de la historia de Roma, André Piganiol (1883-1968), le sugirió para su tesis
este tema.
La
minería del oro romana en León.
Domergue
había localizado una foto en blanco y negro de Las Médulas en Revista Minera
y le llamó la atención. Visitó la zona por primera vez en julio de 1964 y fascinado
por el lugar inicia su estudio, en 1968, en un momento en que aun no se había
realizado ninguna investigación a fondo sobre dichas minas. Antonio García
Bellido
que fue uno de los que le animaron a hacer estos trabajos le invitó a
participar en el Congreso de Legio VII, celebrado en León en 1968, presentando
una comunicación titulada Introduction à l´étude des mines d´or du
Nord-Ouest de la Péninsule Ibérique dans l’Antiquité (1970). León
nace a partir del Campamento de Legio VI Victrix, anterior a Legio VII, y
García Bellido, el gran estudioso de la cultura castreña y romana del Norte de
la Península, andaba entonces preocupado por estas cuestiones.
El
Congreso Internacional de Minería estaba capitaneado por el ingeniero de Minas Antonio
del Valle Menéndez, propietario de Hullera Vasco-Leonesa y por aquellas fechas
presidente de la Diputación Provincial. Del Valle gran aficionado a la Historia
de la Minería (llegó a ser Profesor de esta materia en la Escuela de Minas de
Madrid) había organizado en el Congreso una sección histórico-minera invitando
a personas de la categoría del ovetense José María Blázquez (nacido en 1926) o
del manchego Antonio García Bellido (1903-1973), con quienes Domergue mantuvo
una gran amistad.
Tras
el Congreso Internacional de Minería, en octubre del 1970, Domergue realiza un vuelo
en avioneta, pilotada por el hermano de Antonio del Valle, por encima de Las Médulas,
el Teleno, el valle del Duerna y Las Omañas. Desde el aire pudo comprobar el
sistema minero romano de surcos convergentes, que peinaban el paisaje de las
rañas pliocuaternarias y de las terrazas fluviales auríferas. Domergue los
llamó “chantier peigne” (que podría traducirse por “labores en peine”).
Impresionado por la gran magnitud de los trabajos mineros, red de canales de
abastecimiento (“corrugi”) y depósitos hídricos situados por encima de las explotaciones
(“piscinae”), así como por del resto de infraestructuras y elementos
extractivos, empieza a traducir las descripciones dadas por Plinio: A propos
de Pline, Naturalis historia, 33, 70-78, et pour illustrer sa description des
mines d'or romaines d'Espagne (1972-74). Según Plinio los romanos obtenían,
además del oro primario (“oro canaliense”), el oro aluvial (“o arrugia”, esta
última palabra para Domergue es prerromana y le da el sentido de canal).
También
menciona este autor el empleo del “método de las caldas” (arranque con fuego), en
los yacimientos primarios explotados por minados subterráneos. La red
hidráulica necesaria para la explotación de buena parte de estas minas era casi
tan importante como la propia explotación. Los materiales arrastrados, en gran
volumen, salían por los canales de desagüe (“agogae”), previa eliminación de
los cantos gruesos (formándose las “murias”, montones de piedras). En estos
canales terminales se retenía el oro.
MINERIA AURÍFERA
EN LA SIERRA DEL TELENO
La
abundancia y variedad de las explotaciones auríferas romanas del noroeste
hispano tiene su máximo exponente en los numerosos trabajos de minería que
fueron realizados en un amplio sector comprendido entre la ciudad de Astorga y
el extremo oriental de la provincia de León, en ambas vertientes de la sierra
del Teleno y su prolongación hacía el oeste, los montes Aquilianos. En especial
en los ríos y arroyos que drenan su vertiente norte, a la que ya han hecho
referencia algunos investigadores en la década de los 70 como “ el mayor
conjunto mundial de minería romana que se conoce”. En un área de 400 Km
cuadrados se encuentran repartidas más de 75 evidencias importantes de minería
romana cuyos trabajos fueron realizados a cielo abierto mediante técnicas de
minería hidráulica.
Uno
de los aspectos más espectaculares, aparte de la gran masa de tierra removida,
lo constituyen la red de canales de abastecimiento de agua, que alcanza una
extensión de 135 km, tan sólo en las zonas altas de las montañas.
El
desarrollo progresivo de las labores mineras realizadas indican con claridad
unos criterios de ingeniería de explotación y gestión centralizados que se
basan en un profundo conocimiento del terreno y sus posibilidades, en donde es
necesario destacar el grado de efectividad alcanzado en la prospección y
aprovechamiento de yacimientos de oro, así como las utilización de
técnicas topográficas muy precisas para el diseño y ejecución de las redes hidráulicas destinadas al
abastecimiento de las aguas de las minas.
La
explotación de la Sierra del Teleno llega incluso a superar las realizadas en
las Médulas.
Sin
embargo, mientras que en la minería subterránea la presencia de agua siempre es
uno de los principales problemas técnicos, en las explotaciones romanas de oro
a cielo abierto el agua fue ingeniosa y masivamente utilizada para todas las
operaciones mineras, desde abatir y remover el aluvión aurífero hasta la concentración del oro y la evacuación final de los estériles
Entre
finales del siglo I a. C y mediados del I d. C, comenzaron a poner en
explotación intensiva la práctica
totalidad de los yacimientos de oro existentes en los territorios del noroeste.
Las
principales zonas de minería aurífera romana en el noroeste son las de
Barbantes (Orense) Los Ancares (León), Salientes (Villablino), Omañas, sierra
del Teleno, así como la zona sur – occidental de los Montes Aquilianos (León)
donde se emplazan las explotaciones de la cuenca del río Cabrera, las Médulas y
la mina de Llamas de la Cabrera.
La
llegada de los romanos a estos lugares muestran profundos cambios en las formas
de vida y costumbres existentes antes de la llegada de los romanos, dedicados a
la actividad agropecuaria. La introducción de la minería dará lugar a que en
algunos asentamientos se produzca una notable especialización de tareas relacionadas con la nueva actividad minera: metalurgia,
mantenimiento de canales, abastecimiento…etc
Algunos
asentamientos relacionados con la minería
tienen estructuras defensivas múltiples muy marcadas que parecen indicar cierta inestabilidad en
la zona. Estos hábitats se localizaron
especialmente en el sector norte de la sierra del Teleno, en donde reciben el
nombre de “Coronas” por su forma, de los que también se encuentran paralelos en la Cuenca del Boeza (Bembibre –
León) y otros lugares del Bierzo, aunque los de mayor tamaño son los de Teleno.
La integración de estos asentamientos es tan profunda que ha sido utilizada la
misma red hidráulica para los fosos de defensa. Sin embargo, otras zonas
mineras próximas a la sierra del Teleno como las Rubias o los Castellones, se
encuentran algunos asentamientos sin ningún tipo de defensa que llegaban
incluso a contar con estructuras termales.
Aunque
el área de la sierra del Teleno amplia y específicamente estudiada en las
últimas décadas desde el punto de vista de la arqueología y la minería,
recientes investigaciones llevadas a cabo sobre las redes hidráulicas de
abastecimiento de las explotaciones romanas de las laderas del Teleno muestran
novedosos e interesantes aspectos de la minería realizada en las zonas más
altas de estas montañas
Por
su notable envergadura, la Sierra del Teleno es visible prácticamente desde
cualquier lugar de la geografía leonesa. A pesar de altitud media, el interés
en su explotación hidráulica por el método de arrugia obligo a realizar unas
complejas obras de abastecimiento de agua que combinan el aprovechamiento de
los cursos altos de algunos cauces fluviales (ríos Cabo y Eria) con cuidadosas
captaciones de agua del deshielo de los neveros de la propia cumbre. Domergue
ha considerado que la red hidráulica del Teleno es de las más complejas de cuantas
fueron realizadas para la minería aurífera del noroeste.
Los
trabajos más espectaculares están en relación con los aluviones auríferos rojos
del Mioceno, resaltan también los innumerables y característicos
amontonamientos de cantos de cuarcita en torno a los lavaderos de oro
(“murias”), que son tratamientos residuales del tratamiento de los antiguos
aluviones auríferos.
RED
HIDRÁULICA
Destacan
por la extensión e ingeniería de su trazado los canales de las zonas altas del
Teleno, que conforman una red hidráulica superior a los 135 km.
Se
pueden contar más de 90 depósitos de acumulación, denominados popularmente en
la zona como “maseras”.
La
mayoría de los depósitos del Teleno son de planta alargada y se apoyan en la
ladera de la montaña mediante excavación, utilizando los materiales de esta
para ampliar la plataforma. Muchos de ellos, al haber estado cubiertos de
nieve, presentan un excelente estado de conservación.
Algunos
de los depósitos estaban destinados a recoger directamente el agua de los
neveros in situ, especialmente en la vertiente norte de la montaña, por lo que
se da la circunstancia de la existencia de canales que se surten de un depósito
y no al contrario, como es lo habitual en la minería hidráulica romana.
Se
han descubierto también los restos de un verdadero acueducto minero elevado de
330 m de longitud en el paraje conocido como “Portillo de arriba”. Está
relacionado con las explotaciones situadas a varios kilómetros siguiendo la
misma cadena montañosa.
LABORES
MINERAS
Dada
la elevada altitud de la zona todo apunta hacia que la mayoría de los sectores
tuvieron que ser trabajados en algún momento de forma estacional debido a la
dura climatología y también a la disponibilidad del agua del deshielo. En
algunos puntos se registran importantes acumulaciones de cantos, que llegan a
superar la decena de metros de altura. Por lo general, todos los materiales que
se consideran estériles, se encuentran in situ.
El
sistema de explotación obligó a realizar en cada sector un lavado ascendente
para evitar interferencias entre las distintas labores. Una vez agotadas las
posibilidades de la zona inferior, progresaría la zona ascendente aprovechando
la red fluvial del sur y el agua del arroyo de Las Rubias y los canales nivales
superiores.
TELENO
NORTE – RÍO DUERNA
Todos
los arroyos de las laderas norte del Teleno vierten sus aguas en el río Duerna.
La fuerte pendiente de la mayor parte de la montaña ha impedido la formación de
acumulaciones significativas de sedimentos hasta por debajo de los 1200 m
Los
depósitos se encuentran entre las localidades de Molinaferrera –
Castrocontrigo, con espesores que pueden ir desde los pocos metros hasta casi
los 40 m. el laboreo romano se extiende de forma prácticamente continuada desde
Milinaferrera siguiendo la ribera del rio Duerna durante más de 18 Km, apenas
interrumpido tan solo por los cauces de los arroyos que drenan la zona.
MIMERÍA
SUBTERRÁNEA EN EL SECTOR NORTE – RÍO DUERNA
Cueva
del Maestro: En el paraje de Las Moraceras,
siguiendo aguas arriba del río llamas y en su margen izquierda se encuentran
una serie de galerías. Tradicionalmente, esta mina ha sido interpretada como
una labor minera romana subterránea para la extracción de aluvión aurífero,
aunque está totalmente descontextualizda por su tipología del resto del la
minería del entorno. Resulta curioso el contraste entre las galerías y la explotación hidráulica sobre la que se
asientan, que solo afecto intencionadamente a la parte superficial de los
aluviones.
Cueva
de los Moros: Al sur de la localidad de Tabuyo del Monte se encuentra una labor
minera romana subterránea. En el interior de las zonas accesibles de estas
labores pueden llegar a observarse todavía, aunque con dificultad, algunos
lucernarios, marcas de picos y los asientos de puntales de madera del
sostenimiento, los cuales han desaparecido en su totalidad.
CONCLUSIONES
A
medida que van profundizando las investigaciones sobre la ingeniería minera de
las explotaciones auríferas romanas afloran importantes aspectos que hasta
ahora habían pasado desapercibidos, mostrándonos con todo lujo de detalles unos
cuidadosos criterios de planificación y gestión, situados si cabe, por lo
menos, al mismo nivel que los demás campos de la ingeniería romana (topografía
hidráulica, arquitectura,..etc), en los cuales al minería se ha apoyado
ampliamente.
La
investigación realizada sobre la red hidráulica de una parte del mayor conjunto
mundial de minería romana conocido, considerada a su vez como la más compleja
de cuantas se han construido en las minas de oro romanas del noroeste hispano,
muestra como los ingenieros romanos consiguieron afrontar con éxito los grandes
problemas del abastecimiento a las minas de oro del Teleno mediante la
aplicación coherente y precisa de sencillas soluciones técnicas utilizando los
conocimientos de topografía e hidráulica más avanzados del momento.
MINERIA AURÍFERA EN LLAMAS DE LA
CABRERA
En las inmediaciones
de la localidad de Llamas de Cabrera (León – España) fue descubierto en julio
del 2002 un importante complejo minero de época romana, cuya explotación se
realizó mediante técnicas de minería hidráulica superficial combinadas con
importantes trabajos de minería subterránea. El objetivo de estas antiguas
labores mineras fue el oro presente en los filones de cuarzo de un yacimiento
desconocido hasta esa fecha, tanto en el ámbito geológico como en el de la
arqueología.
La infraestructura
hidráulica construida para el desarrollo de las explotaciones mineras de Llamas
de Cabrera consta de 9 depósitos de almacenamiento y distribución de agua,
además de seis canalizaciones propias, con más de 26 km de recorrido, guardando
todo el conjunto íntima relación con los canales de la red hidráulica que
abastece a la explotación de Las Médulas, la cual queda parcialmente destruida
al ponerse en funcionamiento esta mina. Se ha efectuado el análisis detallado
de la topografía y las características hidráulicas de los canales con
resultados sorprendentes en cuanto a los datos de nivelación y caudales
aportados.
Las excavaciones a
cielo abierto fueron realizadas mediante el método conocido como “arrugia”,
aplicando directamente la fuerza del agua sobre derrubios de ladera, coluviones
y la zona meteorizada de los filones de cuarzo aurífero.
Con posterioridad a
los trabajos de superficie, en un amplio sector del yacimiento fueron
realizadas más de 20 labores subterráneas que superan en muchos casos los 50
metros de profundidad, conformado un conjunto estructurado de pozos y galerías
que se concentran principalmente en el paraje conocido como "La
Casarina", en una ladera de la montaña a lo largo de 350 m de desnivel.
Tanto en los pozos inclinados como en las galerías transversales se conservan
gran número de lucernarios, así como las huellas de los útiles metálicos
utilizados para trabajar la roca, pudiéndose apreciar también en algunos puntos
de estas galerías las cunetas de desagüe y el pulimento del suelo como
consecuencia del tránsito de los mineros. No se han encontrado vestigios
apreciables de otros trabajos de origen moderno. Estas labores constituyen la
principal evidencia al día de hoy de la utilización intensiva de minería
subterránea en un yacimiento aurífero primario del territorio Astur durante la
época romana.
El
yacimiento aurífero de Llamas de Cabrera se encuentra situado a 2,5 km al NE de
esta localidad, en la parte central del “Valle Airoso”, entre los 900 m y 1850
m de altitud. El arroyo de Valdecorrales y su afluente, el arroyo de la
Patadura, son los principales cauces de drenaje de este área, ubicada en la
falda sur de los Montes Aquilianos, los cuales constituyen la prolongación
occidental de la Sierra del Teleno.
A
lo largo de toda la ribera del río Cabrera, desde su confluencia con el arroyo
de Valdecorrales, hasta prácticamente su desembocadura en el Sil, pueden
apreciarse en muchos lugares signos evidentes de trabajos mineros sobre las
terrazas del río, así como otros trabajos de minería hidráulica sobre pequeños
aluviones rojos miocenos.
ESTRUCTURA
Y CARACTERÍSTICAS DE LAS LABORES MINERAS:
Los
trabajos de explotación del complejo minero romano están repartidos por un área
mineralizada que se extiende sobre una superficie de más de 3,5 km2,
concentrándose las explotaciones en cuatro sectores principales: “El Corralín”
(en la cabecera del arroyo de Valdecorrales), “La Mina” (labores subterráneas
en la margen derecha del arroyo de la Patadura, entre las cotas 1000 m y 1300
m), “La Corta” (sobre “La Mina”, a la cota 1350 m) y “El Zanjón” (sobre “La
Corta”, desde la cota 1350 m hasta la cota 1555 m).
Los trabajos mineros
romanos efectuados para la explotación del yacimiento aurífero de Llamas de
Cabrera consistieron en las siguientes actuaciones:
1.- Red hidráulica
de abastecimiento y distribución (6 canales y 9 depósitos)
2.- Lavado de
sedimentos en arroyos y conos de deyección
3.- Cortas a cielo
abierto (arrugia) sobre grupos de filones alterados
4.- Labores mineras
subterráneas (trincheras, pozos y galerías)
RED HIDRÁULICA
Para todos los
trabajos, excepto los subterráneos, se ha verificado el uso generalizado de la
fuerza hidráulica procedente del aprovechamiento directo de los arroyos o la
utilización de canales de abastecimiento y depósitos de distribución
estratégicamente situados a diferentes alturas. La red hidráulica encontrada es
sumamente compleja, habiéndose contabilizado 9 depósitos de distintas
capacidades y 6 canales principales de abastecimiento cuyo trazado suma en
total más de 26 km de longitud. No está claro el papel de los canales de Las
Médulas en las explotaciones de Llamas de Cabrera.
Donde los materiales
o las pendientes lo requerían, fueron realizados muros de mampostería para la
contención y cierre de la caja, utilizando para ello los materiales disponibles
en el entorno.
LABORES
SUBTERRÁNEAS
Los trabajos
subterráneos más importantes se concentran principalmente en el sector oeste
del arroyo de la Patadura, en el paraje conocido como “La Casarina”, entre las
cotas 1000 m y 1350 m, introduciéndose las labores subterráneas en la parte N
de La Corta. Se ha reconocido la existencia de más de 20 labores subterráneas
que se localizan en el sector que denominamos “La Mina”, emplazado en el paraje
de "La Casarina".
Comienzan en
superficie sobre los afloramientos de los filones y continúan selectivamente en
profundidad aprovechando las zonas más ricas, dando como resultado unas labores
descendentes, en ocasiones estrechas (apenas algunos centímetros más que la
anchura del filón de cuarzo aurífero), que se adentran vertiginosamente hacia
el interior del terreno con pendientes cercanas a los 35-45º, y que como consecuencia
del vaciado progresivo en profundidad del filón dan lugar a chimeneas de
apariencia vertical.
El desaguado de las labores subterráneas,
imprescindible en época de lluvias o en caso de cortar alguna corriente de
agua, se realizaba por las galerías transversales mediante un simple pero
efectivo sistema de cunetas a favor de la pendiente de su trazado, que se
conserva muy visible en el suelo de algunas galerías, entre las que destaca la
M-2, en donde también puede apreciarse el pulimento del suelo como consecuencia
del tránsito de los mineros.
Las herramientas utilizadas para abrir las
galerías y pozos fueron martillos y picos de hierro, cuyas huellas se aprecian
con toda claridad en la roca fresca de techos y hastiales. Observando
cuidadosamente el trazado de los trabajos, resulta evidente que los mineros
aprovecharon en todo momento tanto la fracturación como la estratificación del
terreno para abatir la roca.
La explotación
subterránea del yacimiento de Llamas, con más de 20 labores mineras, constituye
la principal evidencia hasta la fecha de la utilización intensiva de minería
subterránea en un yacimiento aurífero primario del territorio Astur en época
romana. En este complejo minero se combinan de forma excepcional, frente al
resto de las explotaciones mineras del entorno, minería superficial con una
intensiva explotación mediante labores subterráneas.
Los trabajos de
superficie fueron realizados utilizando la técnica de minería hidráulica
conocida como arrugia, aplicada a derrubios de ladera, fondos de valle y
zonas de alteración de filones de cuarzo aurífero, sumando en conjunto un
volumen aproximado de materiales removidos de 1.000.000 m3. Este
tipo de yacimientos presentan por lo general un notable contenido aurífero
frente al que se encuentra en los característicos depósitos rojos miocenos o la
mayoría de los placeres fluviales, por lo que serían muy buscados.
La red hidráulica
construida para la explotación de este complejo minero tiene un trazado de 26
km, contando con dos canales principales de abastecimiento, tres canales
secundarios, uno auxiliar y nueve depósitos para almacenaje y distribución, con
una capacidad conjunta superior a los 10.500 m3. Por la zona
discurren también los canales de abastecimiento de la cercana explotación de
Las Médulas, cuyo trazado atraviesa las labores descubiertas, llegando los
trabajos mineros a interrumpir completamente tres de ellos, lo que relaciona
íntimamente la cronología y desarrollo de ambas explotaciones.
En el estudio
hidráulico realizado sobre los canales y depósitos se han obtenido los datos de
caudales y tiempos de llenado. Los datos de caudales reflejan el papel
fundamental de mantener una lámina de agua lo más elevada posible para
garantizar el máximo caudal de suministro de los canales. Se ha relacionado
también el caudal con los tiempos de llenado de los depósitos, lo que ha
proporcionado un esbozo de los posibles ciclos de trabajo en el sistema de arrugia
empleado, en el que todo indica que el papel acumulador de los depósitos en el
caso de Llamas quedaría relegado a un segundo plano frente a la función
reguladora de los mismos, dado que la captación de agua de los canales en el
Arroyo de La Sierra sería habitualmente capaz de mantenerlos en funcionamiento
a su nivel máximo de trabajo.
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