REVUELTAS
ESTUDIANTILES EN EL
FRANQUISMO
Víctor
García Cabañeros.
Métodos
y Técnicas de Investigación histórica II.
ÍNDICE
1.-
INTRODUCIÓN………………………………3
2.
CRONOGRAMA………………………………4
3.
CONTEXTO HISTÓRICO…………………….5 Y 6
-Universidad…………………………..6,
7, 8
4.
SINDICATO UNIVERSITARIO……………8, 9, 10
5.-
LA GENERACIÓN DEL 56……………….11 y 12
6.-
MAYO DEL 68…………………………….12,13,14 ,15 y 16
5.
INCIDENTES DE 1968……………………..17, 18 y 19
5.
PERIODICOS DE 1986…………………….19 a 23
6.
LECTURAS RELACIONADAS……………24, 25 y 26
7.
CONCLUSIÓN………………………………27
8.
BIBLIOGRAFÍA…………………………….28
9.
FUENTES GRÁFICAS……………………...29 y 30
INTRODUCIÓN
El estudio del
tema se hará de una forma global, mediante una visión crítica de las fuentes.
Una vez abordemos el tema y nos metamos de lleno en las fuentes, su visión se
realizará de una manera más profunda. El tema central serán las fuentes que se
han utilizado y su debida crítica y análisis. Presentaremos un trabajo
documental y bibliográfico, en el cual las partes que mostremos ayudaran a una
comprensión general.
Para empezar el
trabajo sobre las revueltas estudiantiles en el franquismo se ubicará en su
contexto histórico, es decir, en un momento y un lugar determinado.
Lo primero que
atenderemos es a la elección de dicho tema, es decir, porque la elección del
tema “revueltas estudiantiles”. La elección responde a una cuestión puramente
social. Hemos decidido elegir las revueltas estudiantiles porque nos interesa
estudiar la sociedad de dicha época, y sobre todo aquel sector que es débil
frente a unos poderes y un gobierno autoritario. El tema tratado es interesante,
ya que muchas voces no han sido escuchadas, ni es un tema que predomine, no es
que este olvidado, sino que no tiene la repercusión que a veces se merece.
También me interesa tratar dicho tema porque no es algo que nos sea lejano, ni
en el tiempo, ni en la historia que nos toca. No es lejano, puesto que a menudo
observamos como existen huelgas o movimientos estudiantiles por el descontento
ante un gobierno o poder establecido (como ejemplo tenemos el movimiento del 15
M).
Me parece un
tema importante, porque en ocasiones la historia se olvida del aspecto humano,
de la historia contada desde abajo. Los jóvenes estudiantiles son personas que
forman parte de la historia, y esto no podemos olvidarlo.
Además en el
trabajo se tratarán aspectos como las limitaciones del estudio, los problemas q
surgen y el tipo de investigación realizado. Así como la interpretación y los
instrumentos utilizados.
CRONOGRAMA
Lo primero y lo más importante es la elección del tema. Esto no nos llevo mucho tiempo, puesto que lo teníamos
claro.
Una vez realizado la elección del tema, me dispongo a una búsqueda de fuentes. Las
fuentes que queremos utilizar son eminentemente escritas,
las que están a nuestro alcance. Intentamos hacer
la mayor recopilación de fuentes escritas que están a nuestro alcance, pero aquí
surge el primer escollo, nos falta información
para acceder a un tema que no es de interés general, pero tenemos
la suerte de una época muy estudiada. Nos repartimos el trabajo en la búsqueda
de las fuentes, luego nos juntamos para plasmarlas.
Después nos
disponemos a utilizar Internet para saber que fuentes
estudian dicho
tema. Internet nos sirve para saber donde se encuentran los documentos que nos
interesan, tenemos la suerte de que sus autores son españoles y la información
la encontramos fácilmente.
Nos dedicamos a estudiar estas fuentes, para obtener por lo menos un resultado
mejor en mi investigación histórica. A pesar de todo, encuentro dos fuentes
fundamentales para estudiar las revueltas estudiantiles, estas son fuentes
primarias. El siguiente problema es el tipo de fuentes
con las que dispongo, estas fuentes escritas provienen especialmente de
manuales, lo cual dificulta la especialización del tema.
Después de recopilar toda la información referente al tema, dedico el
tiempo a leer las fuentes escritas, pero no sin antes saber en qué momento y lugar sucede el desarrollo del tema. También me
interesa saber cuál es la historiografía del tema, así que
estudio mis fuentes para saber de donde provienen.
CONTEXTO
HISTORICO
Las manifestaciones
estudiantiles en la universidad, con su origen en las movilizaciones ocurridas
en febrero de 1956 en la Universidad de Madrid, se convierten en algo habitual
a partir del curso 1963-1964. Luchan por un sindicato democrático de
estudiantes que sustituya al oficial, SEU, pero también por un sistema político
democrático. Los movimientos se extienden a otras universidades, con frecuencia
se suspenden las clases; el gobierno los trata como un problema de orden
público.
Tras
los acontecimientos de 1956 aparece una oposición, en parte nueva, en el
interior del país, con pocas conexiones con la del exilio, y formada por nuevas
generaciones no implicadas directamente en la guerra civil. Esta oposición que
aparece en múltiples frentes, se vuelve más activa a partir de 1960 y aumenta
lenta pero constantemente a lo largo del decenio. Aunque es débil y frágil,
preocupa al régimen, y hace que algunos franquistas se planteen seriamente la
necesidad de reformas. La división es uno de sus rasgos más característicos; el
Congreso de Múnich de 1962 representa una esperanza momentánea de unión que
pronto desaparece.
Los
cambios sociales y económicos tienen pronto reflejo en el movimiento obrero. A
finales de los años cincuenta hay algunas huelgas en Asturias, pero es a lo
largo de la década, sobre todo en la segunda mitad, cuando se produce una gran
expansión del movimiento obrero y de sus manifestaciones reivindicativas. Al
principio, las causas de las huelgas son fundamentalmente económicas, pero
después se politizan, sobre todo cuando actúa el sindicato clandestino Comisiones Obreras, organizado entre
otros por comunistas y activistas católicos.
A lo largo de la década de los
sesenta aparecen grupos de la ultraderecha que expresan de forma violenta su
oposición al arrinconamiento de la Fuerza Nueva, grupo creado en 1967 por Blas
Piñar.
También a principios de este
período hay un resurgimiento del nacionalismo tanto en Cataluña como en el País
Vasco. En Cataluña, católicos catalanistas protagonizaron una serie de
incidentes como la campaña contra el director de La Vanguardia, en junio de
1959, por sus manifestaciones anticatalanistas, o la campaña de protesta con
motivo de la visita de Franco a Barcelona en abril de 1966; entonces detienen a
Jordi Pujol, autor de las octavillas de protesta. En el País Vasco, un grupo de
jóvenes nacionalistas radicales se aleja del Partido Nacionalista Vasco en
1959. Piensan que el PNV es muy pasivo, y funda ETA, Euskadi Ta Askatasuna (Euzkadi y Libertad), que al principio no
es una organización terrorista. La represión contra ellos les d apoyo popular y
provoca la revitalización del nacionalismo. En la primavera de 1964 optan por
la lucha terrorista.
En este período se organiza
una serie de grupos democráticos: monárquicos, democratacristianos y
socialdemócratas. Son grupos reducidos, pero causan más preocupación en los
medios oficiales que los clásicos, porque temen que puedan recibir apoyos de
fuerzas del régimen. Respecto a los clásicos partidos de izquierda, el PSOE
pasa por un período difícil, aparecen discrepancias entre los dirigentes del
exilio y los del interior; en el interior, sus acciones clandestinas están muy
reducidas, y UGT es pronto superada por CC OO. El PCE en septiembre de 1957
relanza su política de reconciliación
y huelgas y prepara para el 5 de mayo de 1958 una jornada de huelga
general en la que quiere que participen todos los grupos opositores al régimen,
pero es un fracaso. En abril de 1963 es ejecutado el líder comunista Julián
Grimau por supuestos delitos en la guerra civil. Los anarquistas tienen escasa
actividad, realizan varios atentados y algunos son condenados a muerte.
El gobierno comenzó unas
tímidas medidas de liberalización con la aprobación en 1966 de la Ley Orgánica del Estado. Como
consecuencia de esta ley, en 1969, Juan Carlos de Borbón, nieto del último rey
de España, Alfonso XIII, fue reconocido oficialmente rey y sucesor de Franco.
Pero continuó la oposición
política y la conflictividad social, agravada desde 1970 por la crisis
económica mundial. Las revueltas estudiantiles, los conflictos obreros, la
acción coordinada de las fuerzas políticas de la oposición, los movimientos
nacionalistas de Cataluña y el País Vasco y el desarrollo del terrorismo
(asesinato del presidente del gobierno Carrero Blanco en 1973) endurecieron las
medidas de represión del régimen, agobiado por los muchos problemas políticos y
sociales del país.
Estos problemas eran
extremadamente graves cuando murió Franco en 1975.
UNIVERSIDAD
La universidad de Madrid fue
un centro importante para las revueltas estudiantiles, Antonio decide estudiar
el contexto donde se gesto una importante oposición:
Con la
llegada al poder de la Segunda República en 1931, el 22 de octubre, se promulgó la Ley de la
Ciudad Universitaria, respetando en la práctica el decreto de fundación de la
Junta, siendo suprimidos los cargos políticos, sin embargo todo el equipo
técnico, con López Otero al frente, fue ratificado.
Las
obras continuaron sin grandes cambios y en Octubre de 1936, centenario del traslado a Madrid de la Complutense, estaba
previsto inaugurar las facultades de Filosofía y Letras y la de Farmacia, así
como la Escuela de Arquitectura, algunos campos de deporte y residencias de
estudiantes. Mediado el año 1936, estaban prácticamente terminados: la Facultad
de Medicina, el Clínico y la Escuela de Odontología, las secciones de Física y
Química de la Facultad de Ciencias estaban muy avanzadas. Las obras continuaron
hasta el inicio de la Guerra Civil que sorprendió a López Otero
en San Sebastián, siendo reemplazado por el arquitecto Sánchez Arcas.
A partir
de Noviembre de 1936, la Ciudad Universitaria fue donde tuvo lugar gran parte
de la defensa de Madrid, de los ataques de las tropas nacionales, que llegaron
a ocupar los restos que quedaban del Clínico, el Asilo de Santa Cristina, el
Instituto de Higiene, las Escuelas de Agrónomos y de Arquitectura, la Casa de Velázquez y el Palacete de la Moncloa.
Las tropas republicanas se mantuvieron en el resto de los edificios y en el Parque del Oeste. Esta situación se mantuvo durante un largo
período, lo que dio lugar a la práctica destrucción de los edificios
recientemente construidos y lo que fue peor, a la pérdida de valiosísima
documentación, archivos, libros, etc.
Terminada
la guerra, se constituyó una nueva Junta Constructora, presidida por el propio Francisco Franco, de la que se puso de nuevo
al frente de la Dirección Técnica a López Otero y al también arquitecto, Pedro
Muguruza Otaño.
Como
primera medida se restauraron los antiguos edificios de la Universidad Central
mientras se procedía a la demolición de los restos de las edificaciones de la
Ciudad Universitaria y a su reconstrucción, que en una primera fase se centró
en las facultades de Filosofía, Ciencias Químicas y Farmacia, a las escuelas de
Arquitectura y Agrónomos, a algunas residencias de estudiantes y al Pabellón de
la Junta, que se inauguraron el 12 de octubre de 1943. En una segunda fase se reconstruyeron la Facultad de Ciencias
Físicas y las escuelas de Montes y de Odontología, que se inauguraron dos años
después, en el mismo día y mes. La Facultad de Medicina no se completó hasta 1949 y el Clínico se fue inaugurando por etapas.
En los
años cincuentas se construyeron numerosos colegios mayores, la Facultad de
Derecho y la Escuela de Navales.
A partir
de la instauración del nuevo régimen de Franco, el ámbito docente estuvo
cargado del contenido ideológico del Movimiento Nacional, siendo por ejemplo
obligatoria, durante años, la afiliación de los estudiantes al Sindicato
Español Universitario (S.E.U.) y en donde estaba muy presente la moral
católica. A lo largo de la segunda parte de la década de los 60 y primera mitad
de los años 70, frentes de estudiantes universitarios protagonizaron sonadas
revueltas en contra del régimen.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID:
Madrid.- Construida por
deseo del Rey Alfonso XIII, mimada por Primo de Rivera y por la República,
campo de batalla durante la Guerra Civil y escenario de revueltas estudiantiles
contra la dictadura del general Franco, la Ciudad Universitaria de Madrid, una
empresa nacional desde sus orígenes, cumple ahora ochenta años.
Imagen de archivo (1936).
Vista general de la Universidad Complutense de Madrid. Construida por deseo del
Rey Alfonso XIII, mimada por Primo de Rivera y por la República, campo de
batalla durante la Guerra Civil y escenario de revueltas estudiantiles contra
la dictadura del general Franco, la Ciudad Universitaria de Madrid, una empresa
nacional desde sus orígenes, cumple ahora ochenta años.
Una
efeméride que Miguel Fernández de Sevilla, profesor de Medicina Legal en la
Facultad de Medicina de la Complutense, además de docente en la UNED, ha
querido aprovechar para contar en un libro la historia de este lugar dedicado
desde hace ocho décadas a la docencia, la investigación y la formación.
Un espacio universitario
todavía hoy "único" pero con "un cierto grado de saturación de
edificaciones", según escribe en el prólogo del libro Carlos Berzosa,
rector de la Universidad Complutense, principal inquilino de sus más de trescientas
cincuenta hectáreas de superficie.
Fue
Alfonso XIII, convencido de la necesidad de modernizar una España con una
aterradora tasa de analfabetismo y una sanidad penosa, quien alumbró el
proyecto de construir en Madrid una ciudad universitaria que agrupara a todas
las facultades hasta entonces desperdigadas y ubicadas en viejos e insalubres
edificios de la Villa y Corte.
En la
mente del Rey se dibuja así un proyecto arquitectónico revolucionario para su
tiempo, inspirado en los campus estadounidenses y en los europeos más modernos,
que atendiera a las necesidades "del cuerpo y el espíritu".
SINDICATO
ESPAÑOL UNIVERSITARIO
El Sindicato Español Universitario (SEU)
es una organización sindical estudiantil de carácter corporativista, similar a las vinculadas a los partidos fascistas en Italia y Rumania, creada durante la Segunda
República Española por Falange impulsada por su líder, José
Antonio Primo de Rivera, proclamando desde un
primer momento su carácter violento, nace con el objetivo de
"aplastar" a la entonces mayoritaria Federación Universitaria Escolar
(FUE) e introducir la propaganda de Falange en la Universidad.
A
partir de la instauración del nuevo régimen de Franco, el ámbito docente estuvo
cargado del contenido ideológico del Movimiento Nacional, siendo por ejemplo
obligatoria, durante años, la afiliación de los estudiantes al Sindicato
Español Universitario (S.E.U.) y en donde estaba muy presente la moral
católica. A lo largo de la segunda parte de la década de los 60 y primera mitad
de los años 70, frentes de estudiantes universitarios protagonizaron sonadas
revueltas en contra del régimen.
PRIMERA ETAPA: LA SEGUNDA REPUBLICA.
Al igual que otras
organizaciones fascistas en Europa, el fascismo español mostró un especial
interés por introducirse en la Universidad. Tanto en Italia, como en Alemania y España, las organizaciones
universitarias fascistas tuvieron un destacado papel antes de la toma del poder.
El SEU se constituyó el 21 de noviembre de 1933, siendo aceptados su estatutos
por la Dirección General de Seguridad (DGS) el 28 de febrero de 1934, naciendo
con el objetivo de conseguir el "pleno dominio de la Universidad" con
tareas de acoso y provocación, buscando la desestabilización del Estado
republicano. Desde el primer momento,
el SEU aparece como base de Falange, siendo los estudiantes la principal fuente
de afiliación y además, por su edad y condiciones físicas, la única fuerza
-junto con los escasos obreros de la Central Obrera Nacional Sindicalista
(CONS)- susceptible de engrosar los grupos de choque contra elementos adversos
y contra la policía. De los 2.300 afiliados a finales de 1934, pasó a
9.700 en 1936 y a 46.569 en 1940 finalizada ya la Guerra Civil. El SEU proclamó
desde un primer momento su carácter violento. Entre enero de 1934 y abril de
1936, momento en que es ilegalizada, protagonizaron más de veinte acciones
violentas de entidad a las que hay que sumar continuos incidentes y peleas
callejeras, siendo frecuentes los tiroteos, especialmente violentos en los
barrios obreros de Madrid. Consecuencia
de estas acciones es la muerte de 14 miembros del Sindicato. El primer
muerto en las filas del SEU fue el joven Matías Montero. Como parte de la
Falange, el SEU participó en los movimientos previos al golpe de Estado que dio
lugar a la Guerra Civil en la órbita de los sublevados.
Durante la guerra, buena parte
de sus integrantes pasaron a formar parte como oficiales del ejército
franquista con el grado de Alférez provisional. El resto que no fueron
nombrados oficiales nutrieron buena parte de la primera línea de combate de
Falange en los distintos frentes en los que combatió en la guerra, por lo que
fue amplio el número de bajas. Al finalizar el conflicto fueron también
numerosos los miembros del SEU que se integraron en la División Azul.
EL SEU DURANTE EL FRANQUISMO.
El franquismo resolvió por decreto de 23 de septiembre de
1939 que el SEU sería la única organización estudiantil legal, disolviendo
todas las demás y obligando a otros movimientos juveniles de apoyo al régimen a
integrarse, como la Agrupación Escolar Tradicionalista y la Federación de
Estudiantes Católicos. Mediante la Ley
de Ordenación Universitaria de 29 de julio de 1943 se reconoció al SEU
su condición de "órgano universitario" tanto en la Universidad como
en las distintas facultades (a excepción de las Escuelas Técnicas), y la
obligatoriedad de afiliación al mismo para quienes quisieran acceder a la
formación superior, así como obtener becas.
El SEU nunca consiguió la
necesaria penetración en la universidad como para poder ejercer el papel de
control que tenía asignado. A partir de mediados de la década de 1950, los
movimientos estudiantiles ilegales resultaron ser más poderosos dentro de los
espacios educativos. Por otra parte, el propio régimen, al igual que hizo en
parte con Falange Española de las JONS, no le ofreció un papel relevante fuera
de la estructura del Movimiento Nacional, y ni siquiera permitió que sus
cuadros participasen en el Consejo de Educación del Estado. El SEU estuvo
orgánicamente subordinado al Frente de Juventudes y reducido a un aparato
burocrático que realizaba meras funciones de tipo asistencial. Todo ello unido
a que algunos dirigentes del SEU empezaron a cuestionar por diferentes motivos
diversos aspectos de la política española (En 1954 se llegó a disolver
violentamente por la policía una manifestación del SEU) llevó a su disolución
por decreto el 5 de abril de 1965 y la prohibición específica de afiliación de
los jóvenes universitarios en asociación juvenil alguna que no fuera la
Organización Juvenil Española. Uno de los últimos dirigentes del sindicato fue
Rodolfo Martín Villa, que ejerció la jefatura nacional del mismo hasta 1964.
SUCESOS DE 1956
La
depuración de la Universidad tras el fin de la Guerra Civil
española
pretendió extirpar de raíz todo el pensamiento liberal que había alentado la Institución Libre de Enseñanza. La Ley de Ordenación
Universitaria de 1943 era explícita al respecto. En aquellos años el
encuadramiento ideológico de la Universidad era la norma. La muerte de Ortega y Gasset el 18 de octubre de 1955 fue motivo para la organización de un homenaje al filósofo liberal
español en Madrid por parte de un grupo de universitarios,
mientras estaba en marcha un Congreso Universitario de Escritores Jóvenes, con
la aquiescencia del rector de la Complutense, Pedro Laín Entralgo. El congreso fue finalmente
prohibido.
El 1 de febrero de 1956 era repartido un manifiesto llamando a un Congreso Nacional de
Estudiantes, tras el que estaban Javier Pradera, Enrique Múgica y Ramón Tamames, era un intento de romper el SEU. El fracaso de las candidaturas oficiales del SEU en las
elecciones estudiantiles desencadenó los acontecimientos. Jesús Gay, jefe del SEU suspendió las
elecciones el 7 de febrero, por lo que fue expulsado
por los estudiantes, que salieron en manifestación, por primera vez desde la Guerra Civil, hacia el Ministerio de
Educación. Al día siguiente fue asaltada la Facultad por los falangistas.
El día 9
los estudiantes salieron en manifestación por la calle San Bernardo,
encontrándose con los falangistas en la calle Alberto Aguilera, los
enfrentamientos se saldaron con un joven falangista herido. La tensión se
disparó, mientras sectores falangistas exigían venganza. Ese mismo día fueron
detenidos Miguel Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, Ramón Tamames, Enrique Múgica, Javier Pradera, José
María Ruiz Gallardón y Gabriel
Elorriaga. El 10 de febrero la Universidad
Complutense era
cerrada. Pedro Laín Entralgo dimitió como rector y el 12 de febrero era cesado el decano de Derecho, Torres López.
El 16 de febrero Franco cesó a Joaquín Ruiz-Giménez como ministro de Educación y
a Raimundo
Fernández Cuesta de la
Secretaría General del Movimiento. Con ello la Universidad fue definitivamente
perdida por el franquismo, el SEU quedó desarticulado y la contestación
universitaria fue una constante en los años sesenta y setenta, hasta la muerte del dictador y el
restablecimiento de la democracia. Fue todo un síntoma, el proceso de
deslegitimación de la dictadura franquista había comenzado entre los
hijos de las emergentes clases medias. Los tiempos del silencio empezaban a
mutarse en los tiempos de la protesta, las calles de Madrid vivirían la
permanente revuelta estudiantil, sobre todo en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria.
En 1981 el periodista Pablo Lizcano publicó el libro La generación del 56 en el que se narran estos acontecimientos
LA GENERACION DEL 56 (la
Universidad contra Franco), de Pablo Lizcano
(Congreso de los Diputados,
29 de mayo de 2006)
Me parece importante
expresar, en primer lugar, mi reconocimiento, en general, a esa impagable labor
que es la reedición de libros. Los profesionales de la industria editorial que,
además de estimular la creación literaria y las palabras novísimas, asumen
además la tarea de desempolvar, cuidadosa y cariñosamente en la mayoría de los
casos, algunos buenos trabajos ensombrecidos por la avalancha de los años,
merecen todo el apoyo.
A propósito de la reedición
que hoy nos reúne, debo destacar que su responsable, José Luis Gutiérrez,
tiene, además de mi respeto profesional, mi amistad y mi total consideración
personal. Como ya pueden imaginar, los que hayan tenido la ocasión de acercarse
a su contenido, el libro de Pablo Lizcano, La Generación del 56, significa para mí un entrañable ejercicio
de memoria personal. Cuando me fue propuesta la preparación del prólogo a la
segunda edición no dudé en acudir de nuevo a su lectura. Y mientras avanzaba por
sus páginas fui encontrando, con satisfacción, que el paso del tiempo no había
alterado el buen recuerdo que conservaba de la primera ocasión, hace nada menos
que veinticinco años. Ahora, como entonces, he podido degustar un buen trabajo,
un texto coherente, fresco y bien escrito, que seguramente va a sorprender a
los nuevos y a los viejos lectores. Es la crónica rigurosa de un momento
auténticamente peculiar de nuestra historia reciente. Nos trae a la actualidad
el relato de unos acontecimientos que podríamos calificar de
“paleodemocráticos”, precursores de la transición democrática, esa transición
en la que se plasmó definitivamente la anhelada e imprescindible reconciliación
nacional.
Este año, finalmente, ha sido declarado como
el año de la memoria histórica. Sin duda, este acto de presentación se inscribe
perfectamente en el espíritu de esa declaración. El empeño por recuperar para
la actualidad, y para las generaciones venideras, este libro de Pablo Lizcano
tiene el sentido de ofrecer a los más jóvenes un relato inteligente de los
antecedentes de nuestra democracia. Porque para llegar a la libertad y al orden
constitucional fue necesaria la suma de acciones decididas como la descrita en
este libro: una rebelión político-estudiantil que, por primera vez, tras los
amargos años de la posguerra abría el horizonte de un futuro democrático para
nuestro país.
Fue en
aquella atmósfera universitaria de los años 50, todavía muy envenenada por los
aires de la dictadura, que nos encontramos algunos hijos de los vencedores y de
los vencidos, los herederos de aquella 2 guerra “incivil” que protagonizaran
nuestros mayores. Más allá de los antecedentes y los importantes matices
ideológicos de cada uno, los que nos reunimos en aquella conspiración
estudiantil teníamos ya bien definido nuestro objetivo político y hasta vital:
la consecución de la libertad democrática.
En
cierta manera, las bases de lo que un día había de ser la reconciliación
nacional ya se encontraban en aquella “Carta a los Trabajadores” de Largo Caballero,
escrita desde Berlín, en 1945, después de ser rescatado de las garras del
nazismo. Hacia el final de su propuesta de “nueva Constitución”, destinada a
incorporar a “la mayoría de los españoles a la obra inmensa de reconstrucción
nacional”, anotaba Caballero una máxima de actuación cargada de generosidad y
confianza en el futuro: “Considerar la guerra civil como una catástrofe
nacional y defender sean indemnizados los perjudicados por ella: huérfanos,
viudas, inútiles, expropiados, etc., sin hacer distinción entre las víctimas de
las dos partes y tomar cuantas medidas puedan llevar la tranquilidad.” Esas
medidas efectivas y la reunión pacífica de las dos partes se concretarían
décadas después en el periodo de la transición, a la muerte del dictador.
La
Constitución de 1978, que consolida el compromiso histórico entre las derechas
y las izquierdas, supone a la vez la culminación de todo el proceso y la
referencia fundamental de nuestra reciente memoria histórica.
Puede
que fuese en los pasillos universitarios del caserón de San Bernardo donde se
inició el desenlace de ese persistente conflicto fratricida entre las dos
Españas, como ha descrito espléndidamente el profesor Santos Juliá en un
trabajo reciente. Comentando la trascendencia de aquellos sucesos de los
primeros meses del 56, afirma el historiador que esa “rebelión de los
estudiantes... borró como dato determinante de la escena política la línea que
había dividido desde la guerra a vencedores y vencidos.” Algunos de los niños
de la guerra, llegados a la universidad, sin preguntarnos por las afiliaciones
familiares de cada uno o la pertenencia a uno u otro bando, tomamos la libertad
como bandera común y como fórmula para reunir a todos los españoles en un
proyecto de futuro. Se inició entonces una larga andadura que, insisto,
felizmente desembocó en un proceso político de transición democrática ejemplar,
cuya culminación fue, sin duda, la aprobación del texto constitucional de 1978.
Los que,
de una u otra manera, participamos en aquella aventura democrática, con el
objetivo de superar el histórico enfrentamiento entre los españoles, tenemos
una cierta obligación ética de comunicar nuestra experiencia. Pero para
completar esa tarea, y por eso nos hemos reunido hoy aquí, necesitamos además
del trabajo serio y responsable de personas como el autor de este libro y
también, cómo no, de quien ha hecho posible que ese trabajo salga de nuevo a la
luz.
Mayo del 68 aportó a España una revuelta modesta
frente al inmovilismo
El
movimiento estudiantil internacional no tuvo espacio bajo el franquismo aunque
sí alimentó la sed de libertad de los universitarios españoles
El Mayo del 68, del que ahora se cumplen 40 años, se caracterizó en España
por una revuelta modesta que tuvo como principal virtud espolear un incipiente
movimiento universitario en un marco de desarrollismo económico e inmovilismo
político.
Los ecos
del Mayo francés apenas se advirtieron en España, donde la
dictadura franquista mantenía un férreo control de la prensa y de la calle. Las
escasas noticias procedentes de los sucesos de París soliviantaron en España a
los estudiantes universitarios de izquierda, que intentaron organizar algunos
actos de protesta.
El
actual profesor de Ciencias Políticas de la UNED Jaime Pastor era alumno de cuarto curso de Políticas en Madrid
cuando en los primeros días de mayo de 1968 las calles de París fueron
escenario de disturbios.
Comuna abortada
"A
finales de mayo quisimos proclamar una comuna en la Facultad de Filosofía pero
la iniciativa fue ahogada por la Policía", recuerda Pastor, para quien el
régimen de Franco "sobrestimó" la fuerza del movimiento estudiantil
en España, muy limitado en su opinión a algunos círculos de Madrid y Barcelona.
Pastor
detalla que el movimiento universitario empezó en 1965 pero se radicalizó tres
años después "y fue la expresión de la irrupción de una nueva generación
juvenil, con una voluntad antifranquista, contra el modelo capitalista y el
tecnocrático que se aplicaba en la Universidad".
Un referente anti autoritario
La
profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Pilar González Martínez coincide al
afirmar que los jóvenes concienciados de entonces vieron en el
"estallido" francés un referente para aplicar un discurso "anti
autoritario".
"Ésa fue básicamente su
influencia", junto a factores como la libertad sexual, la poesía o la música,
según González Martínez, para quien en España era la primera vez que se
activaba desde el punto de vista político una generación universitaria nacida
después de la Guerra Civil.
El concierto de Raimon
El
momento culminante de aquellos días fue el concierto que el cantante Raimon dio
el 18 de mayo en el Facultad de Políticas y Económicas de Madrid, tras el cual
los varios miles de asistentes tuvieron que salir a la carrera ante la
presencia de la Policía franquista bien pertrechada con porras.
En 1968
se registraron en España algunos hechos relevantes, como el primer asesinato de ETA (el jefe
policial Melitón Manzanas), mientras el país progresaba económicamente sin dar
señales de apertura política y Francisco Franco cumplía tres décadas en el
poder.
La
Universidad viviría su propia conmoción unos meses más tarde, con motivo de la muerte del estudiante Enrique Ruano,
al que la Policía y la Justicia adjudicaron un papel de suicida que su familia
y amigos nunca han aceptado.
Días
después de ese suceso y por primera vez desde el final de la Guerra Civil el
Gobierno del general Franco decretó el 24 de enero de 1969 el estado de
excepción en todo el territorio nacional, con la excusa de una hipotética
violencia desatada en la Universidad.
MÁS ACONTECIMIENTOS
EN EL 68
Morir matando: así se despidió la dictadura
A pesar de los intentos de Fraga, conocemos la verdad:
Hace apenas una semana la Universidad Complutense rindió un sentido homenaje a la memoria de Enrique Ruano, el joven estudiante de Derecho asesinado por la policía franquista el 20 de enero de 1969.
Ruano, militante del Frente de Liberación Popular, murió al ser tiroteado y posteriormente defenestrado desde un séptimo piso por los policías que, tras dos días de interrogatorios y torturas, le habían conducido, esposado, a realizar un registro en la madrileña calle Príncipe de Vergara.
Los hechos son de sobra conocidos y fueron oportunamente
evocados por El Plural al dar cuenta del homenaje celebrado con motivo del 40
aniversario de su muerte. Aún así, no está de más recordar que el único delito
del joven Ruano fue su militancia anti-franquista.
ESPERAMOS TU ASISTENCIA, DIFUNDE LA
CONVOCATORIA
El estudiante Enrique Ruano fue detenido y torturado durante tres días a mediados del mes de enero de 1969. Era militante del Frente de Liberación Popular (FLP) y activista del Sindicato Democrático de la Universidad de Madrid. En el curso de un registro la policía le disparó el día 20 de enero y después arrojó su cadáver desde un séptimo piso a un patio interior para simular su suicidio.
Fraga Iribarne, ministro franquista de Información y Turismo orquestó la manipulación informativa para imponer la versión del suicidio de un buen chico desequilibrado. Durante 4 días hubo manifestaciones en muchas ciudades españolas, particularmente en Madrid dónde desde Vallecas a la Calle Princesa decenas y decenas de saltos se sucedieron a cualquier hora del día con la participación masiva de estudiantes, pero también de muchos trabajadores indignados por el asesinato y la campaña del régimen franquista.
La tensión llegó al punto que el Gobierno declaró el primer estado de excepción de ámbito estatal con la intención de parar la protesta. Fueron detenidos y deportados centenares de activistas pero de nada sirvió. El franquismo nada pudo hacer para recuperar la iniciativa y amedrentar al movimiento social porque 1969 fue uno de los más notables en las luchas del movimiento obrero en la lucha por sus reivindicaciones laborales y libertades.
El estudiante Enrique Ruano fue detenido y torturado durante tres días a mediados del mes de enero de 1969. Era militante del Frente de Liberación Popular (FLP) y activista del Sindicato Democrático de la Universidad de Madrid. En el curso de un registro la policía le disparó el día 20 de enero y después arrojó su cadáver desde un séptimo piso a un patio interior para simular su suicidio.
Fraga Iribarne, ministro franquista de Información y Turismo orquestó la manipulación informativa para imponer la versión del suicidio de un buen chico desequilibrado. Durante 4 días hubo manifestaciones en muchas ciudades españolas, particularmente en Madrid dónde desde Vallecas a la Calle Princesa decenas y decenas de saltos se sucedieron a cualquier hora del día con la participación masiva de estudiantes, pero también de muchos trabajadores indignados por el asesinato y la campaña del régimen franquista.
La tensión llegó al punto que el Gobierno declaró el primer estado de excepción de ámbito estatal con la intención de parar la protesta. Fueron detenidos y deportados centenares de activistas pero de nada sirvió. El franquismo nada pudo hacer para recuperar la iniciativa y amedrentar al movimiento social porque 1969 fue uno de los más notables en las luchas del movimiento obrero en la lucha por sus reivindicaciones laborales y libertades.
Años más tarde, tras la
muerte de Franco y habiéndose realizado elecciones democráticas, se reabrió el
caso Ruano.
El cadáver fue exhumado y apareció mutilado
para ocultar el balazo. Sin embargo, los policías que le asesinaron fueron
absueltos. Enrique fue un luchador antifranquista, internacionalista y
revolucionario. Su lucha por las libertades iba pareja a su lucha por la
Revolución Socialista. El homenaje a Enrique forma parte de la recuperación de
la memoria histórica, particularmente del tardofranquismo y primera transición,
y de la denuncia política de una transición que permitió a gentes como Fraga
seguir en política como un honorable demócrata. También significa recuperar la
memoria de la lucha antifranquista ligada a la lucha anticapitalista por el
socialismo frente a las mistificaciones posteriores. Significa construir el futuro
desde la recuperación en el presente de las luchas del pasado.
Un
crimen impune
Como también hay que insistir en que su muerte
fue uno de los crímenes más repugnantes del franquismo. Entre otras razones
porque se quiso ocultar bajo la máscara de un presunto “suicidio” que exculpara
a los miembros de la Brigada Político Social implicados en los hechos. La
teoría se desmontó cuando, a instancias de la familia, se reabrió el sumario en
1994. Sin embargo, la ocultación de pruebas llevada a cabo por las autoridades
franquistas hizo imposible la condena de los policías al no poder identificar
al autor del disparo.
Entre
mentiras y difamaciones
La
campaña con que se quiso encubrir el asesinato, tejida a base de mentiras y
difamaciones, contaba con un trágico antecedente. Un episodio que, como en el
caso de Ruano, había sido orquestado por el entonces ministro de Información,
Manuel Fraga Iribarne, y difundido por aquellos diarios que, como ABC,
quisieron evidenciar con ello su voluntad de servicio a la dictadura.
El caso
Grimau
Sucedió
en 1962, cuando Julián Grimau, dirigente del clandestino PC, fue detenido por
sus actividades como miembro de la administración republicana durante la Guerra
Civil. Conducido a la Dirección General de Seguridad, según el relato de sus
torturadores, durante un interrogatorio se subió a una silla, abrió una ventana
y se arrojó por ella. Mal podía hacerlo esposado como estaba, pero esa fue la
versión de los hechos que, desde el Ministerio y con la complicidad de los
medios afines al Régimen, se quiso difundir.
Una
sentencia escrita de antemano
Grimau
no murió. Solo sufrió fracturas en la frente y las muñecas, lesiones que
demostraron que estaba esposado en el momento de ser defenestrado. Pero de poco
le sirvió salvar la vida. Meses después, tras un juicio sentenciado de
antemano, fue condenado y fusilado, al tiempo que se daba garrote vil a los
anarquistas Francisco Granados y Joaquín Delgado. Unas ejecuciones que no pudo
detener la unánime protesta de los gobiernos occidentales ni las súplicas (¡en
la católica España de Franco!) del entonces cardenal Montini, futuro Pablo VI,
ni del mismo Papa Juan XXIII.
La labor
del T.O.P.
Ciertamente
ambas muertes no pasaron desapercibidas para la opinión pública. En el caso de
Ruano la noticia del asesinato corrió como la pólvora en los ambientes
universitarios. Un ámbito que, junto con el mundo obrero, fue el crisol donde
cristalizó la oposición antifranquista. De su virulencia habla por sí sola la
creación, en 1963, del Tribunal de Orden Público (TOP) con el fin exclusivo de
reprimir a obreros y estudiantes y que, a lo largo de casi catorce años de
funcionamiento, logró encausar y condenar a miles de ciudadanos.
La
universidad en pie de guerra
La
historia de la Universidad española en los años sesenta es la historia de la
lucha por las libertades democráticas. Hechos como el nacimiento, en 1964, de
la Unión de Estudiantes Demócratas (UED) o del Sindicato Democrático de
Estudiantes en 1966; nombres como los de los profesores Aranguren, García
Calvo, Montero Díaz, Tierno Galván o Manuel Sacristán, entre otros, apartados
de sus cátedras por apoyar las protestas estudiantiles contra de la dictadura,
o el histórico asalto al rectorado de la Universidad de Barcelona, solo tres
días antes de la muerte de Ruano, explican sobradamente la impecable lección
que, a favor de la democracia, la libertad y la justicia, se impartió en la Universidad
española en aquellos años.
La
implantación del Estado de Excepción
Las
manifestaciones, asambleas, encierros, sentadas… clamando por las libertades
democráticas se intensificaron aún más desde aquel fatídico 20 de enero de
1969. Tras la muerte de Ruano, la alteración fue tal que más de 700 estudiantes
fueron detenidos; varios profesores apartados de sus cátedras, y se impuso el
Estado de Excepción en todo el país.
Un
cruento principio del fin
Ello no
fue obstáculo para que la dictadura continuara su cruenta carrera represiva.
Las ejecuciones de Salvador Puig Antich y de Heinz Chez en 1974 o las de varios
militantes de ETA y del FRAP el 25 de septiembre de 1975, apenas dos meses
antes de la muerte del dictador (a quien, según asegura su hija, no le
importaba que le calificaran de tal), demuestran que en los años sesenta la
dictadura —que había reinstaurado la pena de muerte abolida por la República en
1932 por considerar que su abolición era incompatible con el buen
funcionamiento del Estado —siguió ejerciendo un poder represivo e impune.
De
“dictablanda”, nada
Mienten,
pues, quienes defienden que, en sus últimos años, la dictadura se convirtió en
una “dictablanda”. Por el contrario, sabiéndose herida de muerte, actuó como la
fiera que era, y murió matando.
Incidentes de 1968 en España
Raimon,
en una actuación de 2008. Sigue con la estética de los cantautores de la canción protesta de finales del franquismo (Paco Ibáñez, Luis Eduardo Aute, Rosa León, José Antonio
Labordeta, Nova Cançó catalana, etc.), que tomó sus modelos de
Francia (Georges Brassens) y Estados Unidos (Joan Báez, Bob Dylan).
Los incidentes de 1968 en España, a pesar de su mitificación en la oposición al
franquismo, no
lograron mayor alcance; pero, no obstante, son habitualmente denominados revolución de 1968. Su función como mecanismo
de identificación generacional (generación del 68) o ideológica (espíritu
del 68) hizo que sus repercusiones posteriores fueran muy superiores.
Retrospectivamente, son recordados muy a menudo de forma nostálgica o paródica
(por ejemplo, en la canción de Ismael Serrano Papá cuéntame otra vez o en la serie de
televisión Cuéntame cómo pasó).
Las
movilizaciones
A diferencia del Mayo Francés, la Primavera de Praga u otras repercusiones de la
denominada revolución de 1968 en otros países, en España
no pasaron de huelgas y manifestaciones reprimidas por el gobierno de Franco, que grupos de izquierda procuraron conectar
con las movilizaciones universitarias que simultáneamente se estaban
produciendo, y que en algunos casos mantenían algún tipo de contacto
internacional con jóvenes españoles presentes en París, Londres o Estados
Unidos.
Los que alcanzaron mayor
impacto fueron los planteados como actos culturales solidarios con las
movilizaciones obreras, en particular los conciertos de Raimon (el más concurrido el 18 de mayo) que tuvieron lugar en los
recintos universitarios de varias facultades de la Universidad Complutense de Madrid, cuya condición jurídica y
algún grado de tolerancia de las autoridades académicas hacía más posible la
convocatoria.
Mientras que esos conciertos
tuvieron un numeroso público (difícil de cuantificar, superior a los cientos de
personas pero que difícilmente podría llegar a cifras de millares), el escaso
alcance de otras convocatorias es recordado como algo ridículo (como encierros
planificados que al poco de iniciados se suspendían ante la ausencia de
repercusión), o los llamados saltos (intentos de interrumpir el tráfico
en alguna calle) que no duraban más de algunos minutos, terminando en carreras
delante de la policía (los denominados grises por el color de su
uniforme) cuando esta hacía acto de presencia y los disolvía expeditivamente.
Otros
hechos vinculados
En otro orden de cosas, pero
conectado por la sensibilidad proclive a la lucha armada, al anti capitalismo y al tercermundismo, es significativo que en 1968 se produjeran
los primeros atentados de ETA, que condujeron al Proceso de Burgos. Se ha señalado que la relación existente
entre ese primer grupo de etarras y el Partido
Nacionalista Vasco tenía
mucho que ver con una ruptura generacional entre padres e hijos
similar a la existente entre los franceses que habían vivido la segunda guerra
mundial y la resistencia y los jóvenes de las
barricadas de mayo.
Más condición de revuelta o
de amplia movilización popular tuvieron algunos hechos de la Transición Española posterior, como los sucesos
de Vitoria (1976) o los
denominados siete días de enero (1977).
En cuanto movilizaciones
estudiantiles, la universidad española ya las había tenido mucho más fuertes
durante los sucesos de 1956; mientras que en un periodo
más próximo, el hecho con mayor repercusión se había producido tres años antes:
la expulsión de sus cátedras de Enrique Tierno
Galván, Agustín García Calvo y José Luis
López Aranguren (1965).
Estas personalidades serían las que ejercerían en España la función intelectual
que Sartre o Chomsky tuvieron en otros países.
Los medios de comunicación
españoles, cuyo control por la censura se había relajado ligeramente desde la
ley de prensa de Manuel Fraga, no por ello tenían libertad
para reflejar las movilizaciones internas; aunque sí lo hicieron abundantemente
con las que ocurrían en el extranjero. El tratamiento que de ello hizo el Diario Madrid le llevó a un secuestro de su publicación y su
cierre durante cuatro meses. Las autoridades decidieron tomarle como cabeza
de turco y provocaron su cierre definitivo, e incluso una operación de
especulación urbanística que incluía la voladura de su edificio.
El
contexto del 68 en España
El año 1968, próximo a la
conmemoración de los XXV Años de Paz, correspondía al punto álgido del desarrollismo franquista: Segundo Plan de Desarrollo, campañas turísticas (Spain is different), incluso a la victoria de Massiel en el Festival de
Eurovisión (el La, la, la que habían negado cantar en catalán a Joan Manuel Serrat). El éxodo rural y la
emigración a Europa eran claves para el mantenimiento de una paz social que
daba las primeras muestras de una modesta sociedad de consumo (motorización,
construcción masiva de viviendas). El ascenso social se veía como una
posibilidad al alcance de muchos: generalización del acceso al sistema
educativo, ejemplo de ídolos populares (Manuel Benítez "El Cordobés").
Para ese efecto apaciguador
se utilizaba la expresión pan y toros o pan y fútbol: el 6 de febrero, un acertante de 14
resultados en la quiniela, Gabino Moral, cobró un premio récord: 30.207.744 pesetas.
La sucesión generacional
Al igual que en otras partes
del mundo, también en el caso español se suele indicar la sucesión generacional
de los jóvenes del 68 que ocuparon los puestos directivos y de
responsabilidad política durante la Transición española, por una generación de
valores muy diferentes: la denominada movida madrileña de los años 80,
contemporánea de problemas como el paro generalizado, la droga y el sida.
PERIODICOS
DE 1986
Periódico “LE
SOCIALISTE” Jueves 25 de Abril de 1968:
San
Sebastián estuvo en estado de sitio:
El
domingo 14 de abril apareció San Sebastián ocupada por las fuerzas públicas.
Desde Madrid, Zaragoza y otros lugares se llevaron refuerzos de policía armada
y de la guardia civil que tomaron posiciones, metralleta en mano, en el centro
de la ciudad y en las entradas. Todas las personas y vehículos que se dirigían
a San Sebastián fueron desviados hacia otras direcciones después de proceder a
examen de la documentación y minucioso registro. Los sospechosos eran
detenidos.
Pese a
que la enorme concentración policíaca, que ocupó todos los lugares
estratégicos, no dejaba formarse grupos, la insistencia y audacia de los vascos
antifranquistas logró algunas aglomeraciones que rápidamente dispersaron a
golpes la policía armada a pie y a caballo.
El
problema universitario sigue en pie:
Terminadas
las vacaciones de semana santa, sigue clausurada la universidad de Madrid.
Seguramente no se abrirá de nuevo hasta que pase de nuevo el primero de mayo,
pues el gobierno teme que los estudiantes se asocien a los trabajadores en la
celebración de la fiesta del trabajo. Ni con la universidad cerrada impedirá
esto. En Sevilla, donde se han abierto las aulas, permanecen vacías ya que los
estudiantes han decidido proseguir la huelga hasta que sean puestos en libertad
sus compañeros detenidos. En Santiago de Compostela los estudiantes después de diez días de tregua
volverán a las clases sólo si pasado el cual no han sido levantadas las
sanciones a varios universitarios ni atendidas las otras demandas planteadas.
Mientras
tanto, ha sido designado por el general franco un nuevo ministro de educación y
ciencia. Todo el mundo está convencido de que los problemas continuarán y se
agravarán pues no es solución el cambio de ministro sino un cambio de régimen.
Periódico “ABC” miércoles 1
de mayo de 1968:
El 30 de
abril de 1968 se produjeron varios choques entre la fuerza pública y
manifestantes en diferentes puntos de Madrid.
Concretamente,
en la glorieta de Atocha, se manifestaron muchos jóvenes obreros de las
fábricas y talleres del sur de la capital, pero también figuraban muchos
estudiantes.
Los
manifestantes profirieron gritos subversivos y se negaron a disolverse. La
Policía Armada de a pie cargó contra todos ellos.
A medida
que la noche iba cayendo recorrieron varios grupos algunas calles cercanas a la
glorieta de Atocha con gritos e insultos a la Policía Armada.
En
algunas calles como la del Mesón de Paredes, Lavapiés y en la de Atocha
intentaron esos manifestantes cortar la circulación, lo cual lo consiguieron,
colocando piedras en varias calles.
Varios
automóviles fueron destrozados con la rotura de las lunas traseras, incluso
también algunos de ellos fueron volcados.
Varios
autobuses fueron también apedreados.
Periódico “LE
SOCIALISTE” Jueves 2 de Mayo de 1968:
La
situación universitaria:
La
universidad se abrirá el 6 de mayo. El nuevo rector ha anunciado que durante
este curso se celebrará el claustro general de la universidad de Madrid.
Mientras tanto se siguen deteniendo estudiantes a los que la policía busca en
sus domicilios. Los estudiantes de arquitectura han acordado hacer huelga hasta
que sea abierta la universidad. Los alumnos de la Escuela de Peritos de
Telecomunicaciones hicieron huelga y realizaron una “sentada”, como protesta
por el cierra de la universidad.
En
Bilbao ha sido clausurada la facultad de Ciencias Económicas. Los estudiantes
se habían encerrado en la misma para protestar por la detención de varios
compañeros. Acudió la policía desalojando el centro y retiró documentos de
identidad a todos los estudiantes practicando la detención de varios. Pese a
que las puertas de la Escuela de Ingenieros Industriales estaban cerradas, se
celebró dentro una asamblea libre a la que acudieron alumnos de varias
facultades. Acordaron hacer una huelga de solidaridad con los de Económicas.
Otra manifestación de estudiantes que se dirigía al gobierno civil fue disuelta
por la fuerza pública.
La
facultad de Farmacia de Barcelona está en huelga desde hace siete semanas.
Periódico “ABC” Viernes 3 de
Mayo de 1968:
Intento
de manifestación en Valladolid:
Un grupo
de unos tres centenares de estudiantes realizo esta mañana, un intento de
manifestación en la plaza mayor, tras haber celebrado una asamblea no
autorizada en la facultad de Medicina.
La
fuerza pública hizo acto de presencia en dicho punto y disolvió a los reunidos,
que pretendieron reunirse en otros puntos, lo que impidieron las autoridades.
Reanudación
de las clases en la Facultad de Económicas:
El
próximo lunes, día seis, se reanudarán parcialmente las clases en la Facultad
de Ciencias Económicas de Bilbao, de acuerdo con las instrucciones recibidas
del Rectorado, según una nota hecha pública hoy por el Decano de dicha
Facultad. También se celebraran las pruebas parciales pendientes, conforme al
calendario que se especifica.
Periódico “ABC” Sábado 4 de
Mayo de 1968:
El señor
Villar Palasí dio cuenta de la tendencia a la normalidad universitaria:
Entre
otras cosas destacó el ministro de Información y Turismo ante los periodistas
que los titulares de las carteras de la Gobernación, Trabajo y Secretario
General del movimiento, teniente General Alonso Vega y señores Romeo Gorría y
Solís Ruíz, habían informado al Gobierno del fracaso de las llamadas “jornadas
de agitación” de los pasados días 30 de abril y 1º y 2º de este mes que solo
registraron pequeños y aislados incidentes, frente a los cuales y a la
propaganda comunista reaccionó la masa laboral con serenidad y la población
española con la más enérgica repulsa y con un admirable civismo.
“La
universidad como problema”:
El
profesor Ramón López Vilas pronunció una disertación sobre la “Universidad como
problema”:
“Es
triste y doloroso, sin embargo, ver como la universidad ha dejado de ser
nuestra patria la olvidada y postergada. Cenicienta del cuento para convertirse
automáticamente, con motivo de unos incidentes que han comprometido el orden
público, en la institución más criticada e incomprendida del país.”
Tras
reivindicar el honor y el prestigio de la Universidad y señalar el deber de
todo universitario auténtico de salir al paso de informaciones erróneas y
tendenciosas, el conferenciante pasó a estudiar las diversas fases históricas
por las que aquellas han atravesado haciendo especial referencia a las
peculiaridades de la universidad medieval y moderna.
Incidente
estudiantil en el Rectorado universitario:
Los
estudiantes sevillanos produjeron un tumulto en el vestíbulo del despacho del rectorado
por la sanción académica impuesta a 23 estudiantes de este distrito, e
intentaron violentar las puertas del mismo, siendo necesario reforzarlas para
impedir su entrada.
Ante esa
actitud de los estudiantes el Rector se vio obligado a requerir la intervención
de la fuerza pública, la cual hacia las dos de la tarde penetró en el reciento
universitario, marchándose entonces los estudiantes, sin que produjeran ya más
incidentes y sin practicarse, según parece, ninguna detención.
Periódico “ABC” Martes 7 de
Mayo de 1968:
Ambiente de incertidumbre sobre las fechas
de los exámenes y las materias objeto de los mismos:
En las
Facultades de Filosofía y Letras se celebró una cámara con objeto de informar
de los últimos acontecimientos y adoptar decisiones para el resto del curso. Se
colocaron varios carteles en los que se daba cuenta de las condiciones
expuestas por la Junta de estudiantes a la oferta de diálogo del nuevo rector.
También
en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas se ha celebrado una cámara
informativa. En distintos sitios de la Facultad se colocaron carteles, dando
cuenta de los incidentes ocurridos el 1 de mayo, así como otros reivindicativos
e injuriosos. Se creen que las clases continuarán hasta mediados del mes de
junio.
Asamblea
en Farmacia:
La
actividad académica de prolongará hasta el próximo día 10 de junio para dar
paso a los exámenes. Se ha solicitado, además, que se retrase la fecha de
incorporación a las Milicias Universitarias
Periódico “ABC “ Miércoles 8
de Mayo de 1968:
Facilidades
del decano en funciones de Derecho para que los estudiantes celebren reuniones
informativas:
En las
distintas Facultades de la Universidad Madrileña se repitió ayer el clima de
absoluta normalidad, pues, salvo en contadas excepciones, la asistencia clase fue masiva.
Sin
embargo, entre un numeroso grupo de alumnos existe la inquietud de no disponer
del tiempo suficiente para preparar las asignaturas de las que habrán de
examinarse. Esta inquietud es mayor en los estudiantes que deben incorporarse a
las Milicias Universitarias.
Asambleas
de curso:
En una
de las aulas de la Facultad de derecho, tuvo lugar una reunión, a la que
asistieron más de 250 estudiantes, que trataron de diversos temas, muchos de
ellos relacionados con la vida académica.
Periódico “ABC” Jueves 9 de
Mayo de 1968:
Reuniones
estudiantiles en varias facultades para analizar problemas de orden académico y
asociativo:
Como
réplica a los carteles injuriosos aparecidos el martes en la Facultad de
Ciencias Políticas y Económicas y que, a raíz de un leve incidente, fueron
rotos. Ayer por la mañana aparecieron prendidos en las mismas paredes otros
carteles que defienden ideas antagónicas a las de aquellos. Debido a esta
“guerra de los carteles” entre estudiantes de ideologías opuestas, durante la
jornada matinal se registró cierta tensión que en ningún momento cristalizó en
incidentes violentos. No obstante, a mediodía un grupo de alumnos intentó
romper los carteles, por lo que sus compañeros que se hallaban allí gritaron
que abandonasen la Facultad.
Cámara
de delegados:
Un
cuarto de hora después, en el salón de grados de dicha Facultad, tuvo lugar una
cámara de delegados abierta, a la que asistieron más de 250 estudiantes.
También a mediodía en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía y Letras se
celebró una asamblea a nivel de centro, a la que asistieron unos 300 alumnos.
Después de examinar diversos asuntos relacionados con la Universidad, en
general fueron estudiadas varias propuestas sobre la celebración de los
próximos exámenes. La actitud de los alumnos de Filosofía y Letras es favorable
a la asistencia a clase, para de esta manera concluir los programas exigidos en
los exámenes.
Periódico “ABC” Sábado 11 de
Mayo de de 1968:
Satisfacción
a las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya:
Añadió
el señor Fraga Iribarne que el Ministerio de Educación y Ciencia informó al
gobierno sobre las posibles directrices de una política de reforma de las
estructuras y funcionamiento de la Universidad, a fin de lograr la adecuada
conformación de la vida universitaria a las exigencias de la sociedad actual.
Periódico “ABC” Miércoles 15
de Mayo de de 1968:
Durante
aproximadamente cuarenta y cinco minutos, en las Facultades y escuelas
especiales de la Ciudad Universitaria, unos doscientos cincuenta estudiantes
perturbaron el orden e hicieron precisa la intervención de la fuerza pública
para restablecer el tráfico en la avenida Complutense, donde se produjo todo el
alboroto.
Pero
todo el núcleo estudiantil permaneció totalmente ajeno a los incidentes que se
desarrollaron a unos doscientos metros.
Los
incidentes comenzaron a mediodía a la salida de una asamblea no autorizada,
celebrada en la Facultad de Medicina.
Los
asistentes produjeron varios destrozos, como la quema de periódicos, enseres y
objetos diversos y cortaron la circulación, por lo que tuvo que intervenir la
fuerza pública, contra la que fueron arrojadas piedras.
Los
alumnos de la Facultad de Farmacia que mantenían una actitud de “paro
académico” se reintegraron a sus actividades y clases.
Se
reanudaron las clases teóricas y prácticas en dicha facultad. Los alumnos de
ésta mandaron una carta al decano para expresarle su agradecimiento por las
gestiones realizadas.
Periódico “ABC” Viernes 17 de
Mayo de de 1968:
Cuando
finalizó una asamblea convocado en la Facultad de Filosofía y Letras pequeños
grupos de estudiantes se manifestaron, organizaron una algarada al detener a un
autobús, hacer bajar a los viajeros y proceder a desinflar las ruedas del
vehículo y a romper sus cristales.
Intervino
la fuerza del orden público y los alborotadores se refiguraron en la Facultad
de Filosofía y Letras donde desde las ventanas arrojaron piedras y objetos.
Desde la
Facultad de Ciencias también algunos estudiantes se enfrentaron con los
agentes.
Periódico “ABC” Domingo 19 de
Mayo de de 1968:
El
rectos de la Universidad madrileña don José Botella Llusiá afirmo tras una
entrevista concedida que los bedeles de las Universidades pedirán los carnets
de estudiante a la entrada de las mismas, para ello contaran con la Policía
Armada para evitar disturbios.
19 de
mayo de 1968:
Grupo
minoritario de estudiantes, aproximadamente unos doscientos, intento
manifestarse al término de una reunión celebrada en la Facultad de Ciencias
Políticas y Económicas, en el “campus” situado entre las vecinas Facultades de
Filosofía y Letras y Derecho.
Pero los
estudiantes no lograron su propósito, ya que la fuerza pública actuó
rápidamente.
Periódico “ABC” Sábado 25 de
Mayo de de 1968:
Uno de
los problemas más delicados en la universidad eran las agrupaciones de
estudiantes.
Se debe
producir una reforma en la enseñanza universitaria.
Había un
desfase entre la estructura universitaria y las necesidades del
desenvolvimiento económico, científico y social.
Desde
1943 cuando se promulgo la Ley de Ordenación Universitaria, se pasaron de
cuarenta mil estudiantes a más de cien mil sin incluir los de las Escuelas
Técnicas Superiores.
Esto
produjo una gran escasez de profesores, de locales y de medios de formación,
experimentación e investigación.
Para la
reestructuración de la Universidad, el fortalecimiento de la misma y su
adecuación a unas necesidades muy diferentes al momento de su nacimiento,
requirieron un estudio profundo en el que debían de participar varios
estamentos docentes como los Claustros generales de las universidades, Consejo
de rectores, Asociaciones de estudiantes…
LECTURAS
RELACIONADAS
Rafael
Gómez Pérez, (1969): La generación de la protesta,
Madrid, Novelas y Cuentos.
Era una época en la que la importancia de la música
y sus letras iban unidas a la protesta del mundo de los jóvenes contra el de
los adultos. El idealismo se acaba tarde o temprano, en cuanto interviene la
experiencia va desapareciendo el idealismo, aunque el pasado de cada persona
vaya unido a su presente. El valor de la protesta reside en el deseo de acabar
con una estructura hipócrita. La edad universitaria se transforma en un impulso
irresistible hacia lo emocionante y lo aventurado.
Los primeros pasos para estudiar las causas de
una serie de disturbios psíquicos en estudiantes de los primeros cursos de la
universidad fueron en 1956 en el Congreso de Princeton y en 1961 en una reunión
Internacional en Suiza.
El paso
de la enseñanza media a la universitaria coincide con tres fenómenos:
Dejar la
casa paterna.
Afrontar
responsable y libremente iniciativas decisivas.
Resolver
un aislamiento que se presenta.
Los
jóvenes muestran una clara falta de seguridad en el momento en el que abandonan
la casa paterna.
Dentro de la Universidad se dan también algunos
casos límites, existe un pequeño porcentaje de perfiles delincuentes, personas
que padecen esquizofrenias, neurosis, drogadictos, inconscientes, pervertidos,
personas con un estado de ánimo bajo o envejecido…
La edad universitaria es la edad del anticonformismo,
una edad de deseo de comprender y comprenderse con una inteligencia
desarrollada y estrenándose. Mientras que el adulto dice “eso no lo arreglas de
un plumazo”, o “eso pensaba yo, pero la vida…”, o “no hagas el ridículo anda!”
; el joven dice: “no hay derecho a que…”, o “me gustaría saber…”…etc.
La personalidad se va formando, se da a la vez
una sensación de madurez y no querer asumir una serie de responsabilidades de
la vida adulta. Se observa que la juventud obrera es más realista que la
juventud estudiantil. En la juventud se da una indecisión a comprometerse y una
resistencia a vincularse en algo estable, pero el sentimiento de ser
representante de una gran causa mueve a sacrificarse. Una de las causas más
profundas de la crisis universitaria es la crisis del sentido de autoridad.
Autoridad no es lo mismo que imposición, pero el joven universitario lo suele
ver así.
La
educación en libertad es lo mismo que una formación profesional en libertad y
en responsabilidad. Hay que ser valiente para afrontar las consecuencias de las
propias acciones.
Pablo
Lizcano (2006): La generación del 56: La Universidad contra Franco, Madrid,
Leer/Documento.
En 1927
convocan huelgas contra el separatismo en España organizaciones como Falange,
CEDA, la Federación Universitaria Escolar…, nace el SEU, impulsado por José
Antonio Primo de Rivera, proclamando
desde un primer momento su carácter violento, nace con el objetivo de
"aplastar" a la entonces mayoritaria Federación Universitaria Escolar
(FUE) e introducir la propaganda de Falange en la Universidad. “La universidad
española debe ser católica y política, ajustada a la más pura ortodoxia
dogmática y al más absoluto sentido nacionalsindicalista”.
Nace el nacional-catolicismo en las
universidades, en las artes se introduce una decoración religiosa que
rápidamente será la única que se permita, tanto en pintura, como en escultura…
Las
universidades se convirtieron gracias al SEU, en centros de reclutamiento para
la famosa División Azul, se formaron las Falanges de Franco, que pasaban los
días en sus casas con sus familiares, siempre con el uniforme puesto y salían
de vez en cuando a dar escarmientos.
Desde la Ley de Ordenación Universitaria de
1943, el SEU consiguió ser el único sindicato estudiantil legalizado y mantuvo
su disciplina con todos los estudiantes universitarios, todo estudiante estaba
obligado a inscribirse.
El SEU
estaba presente en los Claustros, en las Juntas de Gobierno, en las Juntas de
Facultad y en los Órganos Rectores de la Facultad. Daban información de todos
los estudiantes de la universidad.
El Sindicato pasó de aportar jóvenes a las
trincheras a formar políticos a partir de 1947. El Opus Dei obtuvo el control
de los tribunales de cátedra mientras depuraban, en 1947 los grupos monárquicos
y los grupos católicos son la única oposición que tiene el SEU. Los
universitarios falangistas iban a las terrazas de Plaza de Castilla a pegar a
los grupos de jóvenes monárquicos, y estos tuvieron que trasladarse a Serrano.
La
Falange quería justicia social y Franco empezaba a convertirse en enemigo de
estos jóvenes idealistas. Los miembros de la FUE, tras su manifiesto de
insatisfacción, fueron detenidos.
El
Partido Comunista se reunía en clandestinidad en las cárceles (presos), en los
cafés, en las tertulias…
Los hijos de los vencedores del Régimen, eran
la generación de 20 años que no había vivido la guerra pero sí sus
consecuencias, habían estudiado en colegios religiosos, con una España sin
aventuras liberales, tradicionalista y arcaica.
El año
56, tras unos años de aburrimiento y miseria, la Universidad estaba aislada del
panorama cultural europeo y recortada de cualquier información, tuvieron que
devolver a la Universidad prestigio, y reintegraron en sus cátedras a titulares
apartados.
En 1955
España fue admitida en la ONU, y en un ambiente de trabajo, estudio intenso y
sistemático nace la generación del 56. En 1957 nace el FLP (Frente de
Liberación Popular) cobrando fuerza en París.
El SEU estuvo orgánicamente subordinado al Frente
de Juventudes y reducido a un aparato burocrático que realizaba meras funciones
de tipo asistencial. Todo ello unido a que algunos dirigentes del SEU empezaron
a cuestionar por diferentes motivos diversos aspectos de la política española
(En 1954 se llegó a disolver violentamente por la policía una manifestación del
SEU ) llevó a su disolución por decreto el 5 de abril de 1965 y la prohibición
específica de afiliación de los jóvenes universitarios en asociación juvenil
alguna que no fuera la Organización Juvenil Española.
Del 57
al 62 el SEU se dedicó a hacer tareas administrativas para mejorar sus
servicios. Desligaron al SEU de la vida
política, y cuando les desligaron de las Cámaras Sindicales se descompusieron
por completo.
Nace la FUDE, (Federación Universitaria Democrática
Española), nueva organización universitaria estudiantil, fue una organización
estudiantil ilegal antifranquista española, fundada en 1961 por miembros del Partido Comunista de España (PCE),
la Agrupación Socialista Universitaria y el Frente de Liberación Popular, que
tuvo como primer objetivo combatir dentro de las universidades la presencia de la
organización vertical franquista, Sindicato Español Universitario (SEU).
Enrique
Tierno Galván (1972): La rebelión juvenil y el problema en la Universidad, Madrid, Hora H.
El
problema de la universidad surge por el descontento de los jóvenes respecto de
los adultos, existe una lucha biológica, un alzamiento de jóvenes contra
adultos, e incomprensión por parte de los adultos. Los jóvenes tienen conciencia
de una situación que quizá se repita históricamente y prefieren vivir sin
porvenir social a que se lo den fabricado.
En la
protesta juvenil se acusa a los adultos y al sistema establecido de imponer a
los jóvenes desde las instituciones:
1.- qué deben saber
2.- qué pueden hacer
3.- a qué deben aspirar
4.- qué pueden esperar
El
adulto no cree en los valores que defiende, está comprometido sin convicción.
Si la crítica se corresponde con la inteligencia, la inteligencia se
corresponde con la universidad. El joven universitario está en una situación de
una conciencia ajustada a los principios éticos, sin ver aún su servidumbre
práctica a los intereses que contradicen la ética. Al joven le están entrenando
a vivir en un mundo irreal de valores éticos, y otro real e inmediato, en el
que la ética es una quimera.
“Responsabilidad” para un adulto
es admisión del orden y el sistema establecidos, y para un joven es confundido
con “protesta”. La universidad se ha convertido en una institución que entrena
para conseguir puestos de trabajo, sin capacidad para legitimar las ideologías
de la clase dominante.
El joven no acaba de entender lo que ocurre, ni
cree que los adultos lo entiendan, esta identificando totalidad con caos, en el
sentido de que, vista globalmente, la convivencia planetaria es un conjunto de
contradicciones inexplicables; contradicciones que alcanzan al orden moral, al
orden jurídico, al orden doméstico, etc., etc.
El joven universitario ve en el adulto un
empresario de su vida y destino. Siente desconfianza hacia él, y su reacción
normal es el menosprecio y el miedo. Los adultos son los otros, los que,
viviendo en la contradicción y la inmoralidad, quieren modelar la vida del
joven de acuerdo con los intereses de la sociedad establecida. Ante los ojos
del joven el adulto aparece como una voluntad arbitrariamente maligna que
coarta su libertad. Sólo los que poseen un nivel de crítica superior saben que
la actitud del adulto es también resultado de un complejo proceso
económico-social.
(Tierno
Galván hace muchas referencias, sobre todo, a Flaubert, Sartre, Marx, Erasmo,
Luis Vives y Heráclito).
CONCLUSIÓN
La
Universidad española de los años cincuenta experimento un importante intento de
cambio vinculado al deseo del nuevo Ministro de Educación Nacional, Joaquín
Ruíz – Giménez, y de su equipo( especialmente los rectores de Madrid, Pedro
Laín, y de Salamanca, Antonio Tovar) por infundir un nuevo aire a la vida
universitaria. Desde el catolicismo o el franquismo crítico, pero sin apartarse
en ningún momento de los principios del 18 de julio, este grupo pretendió sacar
a la Universidad de la mediocridad en la que había quedado sumida tras la
guerra civil y la depuración. De todas las iniciativas llevadas a cabo por este
nuevo equipo, la que más oposición
levantó y las que más tensiones generó fue el deseo de recuperar la
España vencida; silenciada y olvidada
hasta el momento, la otra España era necesaria, según el Ministro, para
lograr un país más justo.
La subversión Juvenil ocupa las Universidades y
las convierte en unidades independientes, en islotes revolucionarios. El
profesorado se suma en su gran mayoría a la acción estudiantil. Se crean los
consejos internos de autogestión. Para comprender bien el alcance de este
suceso bastará señalar que hoy martes, once de Junio, siguen ocupadas —y
regidas— todas las Facultades Universitarias de Francia por los consejos de
autogestión. En Medicina, por ejemplo, se ha redactado ya un plan completo de
reforma de la enseñanza médica y de la investigación científica que se pondrá
en marcha seguidamente, basado en la autonomía, la autogestión, la libertad y
la ausencia de todo paternalismo de cátedra. En Derecho, Ciencias, Filosofía e
Ingeniería, funcionan sistemas análogos.
Hay que señalar que la UNEF —asociación
mayoritaria de estudiantes de predominio comunista—, no es la que dirige esta
situación, sino que recomendó vivamente la negociación, con el Gobierno del
mismo modo que lo hizo su homóloga la CGT sindical
La juventud ha demostrado la creciente
importancia que su peso demográfico representa en la sociedad contemporánea. La
Universidad como ámbito operativo de la juventud intelectualizada y politizada
ha jugado un papel relevante en el proceso. La toma de la Sorbona, en 1968, es
"mutatis mutandis", como la toma de la Bastilla, en 1789, la
conquista de un reducto que simbolizaba la vieja Universidad napoleónica,
rígida, autoritaria, distante, paternalista, en la que no cabía ya una
población estudiantil que había doblado su asistencia en menos de siete años.
La lucha de generaciones se convirtió en lucha de mentalidades y al final, en
lucha de clases.
La entrada, en masa, de los trabajadores intelectuales en el proceso revolucionario es otro fenómeno interesante.
La entrada, en masa, de los trabajadores intelectuales en el proceso revolucionario es otro fenómeno interesante.
Su participación activa en los sucesos de mayo
no sólo en la Universidad sino en las profesiones liberales y artísticas,
demuestra la hondura de la rebeldía latente en una sociedad, ante las
estructuras oficiales que la gobiernan
Actualmente
asistimos también a una revuelta nacional con el movimiento del 15 M, se puede
asemejar a aquellos jóvenes que querían cambiar el sistema establecido. Estas
voces siempre tendrán eco en la historia, sin ellos seriamos gente menos
humana.
BIBLIOGRAFÍA
Rafael
Gómez Pérez, (1969): La generación de la
protesta, Madrid, Novelas y Cuentos.
Enrique
Tierno Galván (1972): La rebelión juvenil
y el problema en la Universidad, Madrid,
Hora H.
Pablo
Lizcano (2006): La generación del 56: La
Universidad contra Franco, Madrid, Leer/Documento
Francisco
Aguilar Piñal (1967): Los comienzos de la
crisis universitaria en España (antología de textos). Madrid, ED.
E.M.E.S.A
Paul
Gerbod, prólod Enrique Tierno Galván (1977): Los enseñante y la política. Madrid, Ed. EDAF,
Elena
Hernández Sandoica, Miguel Ángel Ruiz Carnicer y Marc Baldó Lacomba (2007): Estudiantes contra Franco (1939-1975).
Oposición política y movilización juvenil. Madrid, Ed. La esfera de los
libros
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http://www.archivodelaexperiencia.es/buscador(monográficos,
testimonios....)
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http://www.elpais.com/
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http://www.defensordelpueblo.es
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http://www.elmundo.es/papel/2005/01/25/opinion/1748338.html
ARTÍCULOS
DE OPINIÓN
El País. Exposición y actos
conmemorativos. Artículo en ADN.
Raúl Morodo: La evolución
intelectual y política de Enrique Tierno Galván, El País, 20/01/1986 (con
motivo de su fallecimiento).
Miguel Ángel Aguilar, en Protagonistas
del siglo XX
«Tránsitos / 60 AÑOS DE
QUINIELAS / EL MUNDO».
Marc Bassets: columnista del
periódico La Vanguardia
Primer
corte de Atrapados en azul, 1997.
FUENTES
GRÁFICAS
REVUELTAS ESTUDIANTILES EN
CIUDAD UNIVERSITARIA
CONCIERTO DE RAIMON EN EL
CAMPUS DE SOMOSAGUAS EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS
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