viernes, 18 de octubre de 2013

CUENTO TIBETANO


REFLEXION
 
Estaba en un aeropuerto cuando observé casualmente a un padre y a su hija despedirse. 
Se anunciaba la salida del vuelo de ella y junto a la puerta la escuché decir:
- Papá, nuestra vida juntos ha sido más que suficiente. Tu amor es todo lo que siempre necesité. Te deseo "lo suficiente", a ti también.
Se besaron y ella partió. Él se encaminó hacia la ventana donde yo estaba sentado.
Ahí parado observé que se puso a llorar.
Intenté no ser un intruso en su privacidad, pero él me pregunto:
- ¿Alguna vez dijo adiós sabiendo que será para siempre?
- Perdone por preguntar, ¿por qué es éste un adiós para siempre? - le pregunté.
- Soy viejo y ella vive muy lejos y la realidad es que probablemente su próximo viaje de vuelta será para mi funeral – me contestó con ojos apenados. 
- Cuando decía adiós le escuche decir "te deseo lo suficiente"; ¿puedo preguntarle que significa?
Empezó a sonreír y respondió:
- Ese es un deseo que ha pasado de generación en generación en mi familia. Mis padres lo decían a cualquiera. - Hizo una pausa por un momento alzando los ojos, como tratando de recordar con detalle y sonriendo con nostalgia prosiguió:
- Cuando nosotros decimos "te deseo lo suficiente", estamos deseándole a la otra persona que tenga una vida llena de “suficientes cosas buenas que lo sostengan”. 
Continuó mirándome y recitó de memoria:
Te deseo el suficiente sol para mantener tu actitud brillante.
Te deseo la suficiente lluvia para apreciar más el sol.
Te deseo la suficiente felicidad para mantener tu espíritu vivo.
Te deseo el suficiente inconveniente para que los pequeños placeres de la vida parezcan más grandes.
Te deseo la suficiente ganancia para satisfacer tus deseos.
Te deseo la suficiente pérdida para apreciar todo lo que posees.
Te deseo los suficientes "holas" para que te lleven a través del “adiós final".
Entonces, empezó a sollozar y se alejó.

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