viernes, 18 de octubre de 2013

REVUELTAS ESTUDIANTILES










                     REVUELTAS



ESTUDIANTILES  EN    EL



                   FRANQUISMO




Víctor García Cabañeros.

Métodos y Técnicas de Investigación histórica II.



                                  ÍNDICE


1.- INTRODUCIÓN………………………………3


2. CRONOGRAMA………………………………4


3. CONTEXTO HISTÓRICO…………………….5 Y 6
                  
-Universidad…………………………..6, 7, 8


4. SINDICATO UNIVERSITARIO……………8, 9, 10

5.- LA GENERACIÓN DEL 56……………….11 y 12

6.- MAYO DEL 68…………………………….12,13,14 ,15 y 16

5. INCIDENTES DE 1968……………………..17, 18 y 19

5. PERIODICOS DE 1986…………………….19 a 23

6. LECTURAS RELACIONADAS……………24, 25 y 26

7. CONCLUSIÓN………………………………27

8. BIBLIOGRAFÍA…………………………….28

9. FUENTES GRÁFICAS……………………...29 y 30






                           INTRODUCIÓN

El estudio del tema se hará de una forma global, mediante una visión crítica de las fuentes. Una vez abordemos el tema y nos metamos de lleno en las fuentes, su visión se realizará de una manera más profunda. El tema central serán las fuentes que se han utilizado y su debida crítica y análisis. Presentaremos un trabajo documental y bibliográfico, en el cual las partes que mostremos ayudaran a una comprensión general.

Para empezar el trabajo sobre las revueltas estudiantiles en el franquismo se ubicará en su contexto histórico, es decir, en un momento y un lugar determinado.


Lo primero que atenderemos es a la elección de dicho tema, es decir, porque la elección del tema “revueltas estudiantiles”. La elección responde a una cuestión puramente social. Hemos decidido elegir las revueltas estudiantiles porque nos interesa estudiar la sociedad de dicha época, y sobre todo aquel sector que es débil frente a unos poderes y un gobierno autoritario. El tema tratado es interesante, ya que muchas voces no han sido escuchadas, ni es un tema que predomine, no es que este olvidado, sino que no tiene la repercusión que a veces se merece. También me interesa tratar dicho tema porque no es algo que nos sea lejano, ni en el tiempo, ni en la historia que nos toca. No es lejano, puesto que a menudo observamos como existen huelgas o movimientos estudiantiles por el descontento ante un gobierno o poder establecido (como ejemplo tenemos el movimiento del 15 M).

Me parece un tema importante, porque en ocasiones la historia se olvida del aspecto humano, de la historia contada desde abajo. Los jóvenes estudiantiles son personas que forman parte de la historia, y esto no podemos olvidarlo.

Además en el trabajo se tratarán aspectos como las limitaciones del estudio, los problemas q surgen y el tipo de investigación realizado. Así como la interpretación y los instrumentos utilizados.








                           CRONOGRAMA

Lo primero y lo más importante es la elección del tema. Esto no nos llevo mucho tiempo, puesto que lo teníamos claro.

Una vez realizado la elección del tema, me dispongo a una búsqueda de fuentes. Las fuentes que queremos utilizar son eminentemente escritas, las que están a nuestro alcance. Intentamos hacer la mayor recopilación de fuentes escritas que están a nuestro alcance, pero aquí surge el primer escollo, nos falta información para acceder a un tema que no es de interés general, pero tenemos la suerte de una época muy estudiada. Nos repartimos el trabajo en la búsqueda de las fuentes, luego nos juntamos para plasmarlas.

Después nos disponemos a utilizar Internet para saber que fuentes estudian dicho tema. Internet nos sirve para saber donde se encuentran los documentos que nos interesan, tenemos la suerte de que sus autores son españoles y la información la encontramos fácilmente.

Nos dedicamos a estudiar estas fuentes, para obtener por lo menos un resultado mejor en mi investigación histórica. A pesar de todo, encuentro dos fuentes fundamentales para estudiar las revueltas estudiantiles, estas son fuentes primarias. El siguiente problema es el tipo de fuentes con las que dispongo, estas fuentes escritas provienen especialmente de manuales, lo cual dificulta la especialización del tema.

Después de recopilar toda la información referente al tema, dedico el tiempo a leer las fuentes escritas, pero no sin antes saber en qué momento y lugar sucede el desarrollo del tema. También me interesa saber cuál es la historiografía del tema, así que estudio mis fuentes para saber de donde provienen.









                            CONTEXTO HISTORICO

Las manifestaciones estudiantiles en la universidad, con su origen en las movilizaciones ocurridas en febrero de 1956 en la Universidad de Madrid, se convierten en algo habitual a partir del curso 1963-1964. Luchan por un sindicato democrático de estudiantes que sustituya al oficial, SEU, pero también por un sistema político democrático. Los movimientos se extienden a otras universidades, con frecuencia se suspenden las clases; el gobierno los trata como un problema de orden público.
            Tras los acontecimientos de 1956 aparece una oposición, en parte nueva, en el interior del país, con pocas conexiones con la del exilio, y formada por nuevas generaciones no implicadas directamente en la guerra civil. Esta oposición que aparece en múltiples frentes, se vuelve más activa a partir de 1960 y aumenta lenta pero constantemente a lo largo del decenio. Aunque es débil y frágil, preocupa al régimen, y hace que algunos franquistas se planteen seriamente la necesidad de reformas. La división es uno de sus rasgos más característicos; el Congreso de Múnich de 1962 representa una esperanza momentánea de unión que pronto desaparece.
            Los cambios sociales y económicos tienen pronto reflejo en el movimiento obrero. A finales de los años cincuenta hay algunas huelgas en Asturias, pero es a lo largo de la década, sobre todo en la segunda mitad, cuando se produce una gran expansión del movimiento obrero y de sus manifestaciones reivindicativas. Al principio, las causas de las huelgas son fundamentalmente económicas, pero después se politizan, sobre todo cuando actúa el sindicato clandestino Comisiones Obreras, organizado entre otros por comunistas y activistas católicos.
A lo largo de la década de los sesenta aparecen grupos de la ultraderecha que expresan de forma violenta su oposición al arrinconamiento de la Fuerza Nueva, grupo creado en 1967 por Blas Piñar.
También a principios de este período hay un resurgimiento del nacionalismo tanto en Cataluña como en el País Vasco. En Cataluña, católicos catalanistas protagonizaron una serie de incidentes como la campaña contra el director de La Vanguardia, en junio de 1959, por sus manifestaciones anticatalanistas, o la campaña de protesta con motivo de la visita de Franco a Barcelona en abril de 1966; entonces detienen a Jordi Pujol, autor de las octavillas de protesta. En el País Vasco, un grupo de jóvenes nacionalistas radicales se aleja del Partido Nacionalista Vasco en 1959. Piensan que el PNV es muy pasivo, y funda ETA, Euskadi Ta Askatasuna (Euzkadi y Libertad), que al principio no es una organización terrorista. La represión contra ellos les d apoyo popular y provoca la revitalización del nacionalismo. En la primavera de 1964 optan por la lucha terrorista.
En este período se organiza una serie de grupos democráticos: monárquicos, democratacristianos y socialdemócratas. Son grupos reducidos, pero causan más preocupación en los medios oficiales que los clásicos, porque temen que puedan recibir apoyos de fuerzas del régimen. Respecto a los clásicos partidos de izquierda, el PSOE pasa por un período difícil, aparecen discrepancias entre los dirigentes del exilio y los del interior; en el interior, sus acciones clandestinas están muy reducidas, y UGT es pronto superada por CC OO. El PCE en septiembre de 1957 relanza su política de reconciliación y huelgas y prepara para el 5 de mayo de 1958 una jornada de huelga general en la que quiere que participen todos los grupos opositores al régimen, pero es un fracaso. En abril de 1963 es ejecutado el líder comunista Julián Grimau por supuestos delitos en la guerra civil. Los anarquistas tienen escasa actividad, realizan varios atentados y algunos son condenados a muerte.
El gobierno comenzó unas tímidas medidas de liberalización con la aprobación en 1966 de la Ley Orgánica del Estado. Como consecuencia de esta ley, en 1969, Juan Carlos de Borbón, nieto del último rey de España, Alfonso XIII, fue reconocido oficialmente rey y sucesor de Franco.
Pero continuó la oposición política y la conflictividad social, agravada desde 1970 por la crisis económica mundial. Las revueltas estudiantiles, los conflictos obreros, la acción coordinada de las fuerzas políticas de la oposición, los movimientos nacionalistas de Cataluña y el País Vasco y el desarrollo del terrorismo (asesinato del presidente del gobierno Carrero Blanco en 1973) endurecieron las medidas de represión del régimen, agobiado por los muchos problemas políticos y sociales del país.
Estos problemas eran extremadamente graves cuando murió Franco en 1975.
                            UNIVERSIDAD
La universidad de Madrid fue un centro importante para las revueltas estudiantiles, Antonio decide estudiar el contexto donde se gesto una importante oposición:
Con la llegada al poder de la Segunda República en 1931, el 22 de octubre, se promulgó la Ley de la Ciudad Universitaria, respetando en la práctica el decreto de fundación de la Junta, siendo suprimidos los cargos políticos, sin embargo todo el equipo técnico, con López Otero al frente, fue ratificado.
Las obras continuaron sin grandes cambios y en Octubre de 1936, centenario del traslado a Madrid de la Complutense, estaba previsto inaugurar las facultades de Filosofía y Letras y la de Farmacia, así como la Escuela de Arquitectura, algunos campos de deporte y residencias de estudiantes. Mediado el año 1936, estaban prácticamente terminados: la Facultad de Medicina, el Clínico y la Escuela de Odontología, las secciones de Física y Química de la Facultad de Ciencias estaban muy avanzadas. Las obras continuaron hasta el inicio de la Guerra Civil que sorprendió a López Otero en San Sebastián, siendo reemplazado por el arquitecto Sánchez Arcas.
A partir de Noviembre de 1936, la Ciudad Universitaria fue donde tuvo lugar gran parte de la defensa de Madrid, de los ataques de las tropas nacionales, que llegaron a ocupar los restos que quedaban del Clínico, el Asilo de Santa Cristina, el Instituto de Higiene, las Escuelas de Agrónomos y de Arquitectura, la Casa de Velázquez y el Palacete de la Moncloa. Las tropas republicanas se mantuvieron en el resto de los edificios y en el Parque del Oeste. Esta situación se mantuvo durante un largo período, lo que dio lugar a la práctica destrucción de los edificios recientemente construidos y lo que fue peor, a la pérdida de valiosísima documentación, archivos, libros, etc.
Terminada la guerra, se constituyó una nueva Junta Constructora, presidida por el propio Francisco Franco, de la que se puso de nuevo al frente de la Dirección Técnica a López Otero y al también arquitecto, Pedro Muguruza Otaño.
Como primera medida se restauraron los antiguos edificios de la Universidad Central mientras se procedía a la demolición de los restos de las edificaciones de la Ciudad Universitaria y a su reconstrucción, que en una primera fase se centró en las facultades de Filosofía, Ciencias Químicas y Farmacia, a las escuelas de Arquitectura y Agrónomos, a algunas residencias de estudiantes y al Pabellón de la Junta, que se inauguraron el 12 de octubre de 1943. En una segunda fase se reconstruyeron la Facultad de Ciencias Físicas y las escuelas de Montes y de Odontología, que se inauguraron dos años después, en el mismo día y mes. La Facultad de Medicina no se completó hasta 1949 y el Clínico se fue inaugurando por etapas.
En los años cincuentas se construyeron numerosos colegios mayores, la Facultad de Derecho y la Escuela de Navales.
A partir de la instauración del nuevo régimen de Franco, el ámbito docente estuvo cargado del contenido ideológico del Movimiento Nacional, siendo por ejemplo obligatoria, durante años, la afiliación de los estudiantes al Sindicato Español Universitario (S.E.U.) y en donde estaba muy presente la moral católica. A lo largo de la segunda parte de la década de los 60 y primera mitad de los años 70, frentes de estudiantes universitarios protagonizaron sonadas revueltas en contra del régimen.
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID:
Madrid.-  Construida por deseo del Rey Alfonso XIII, mimada por Primo de Rivera y por la República, campo de batalla durante la Guerra Civil y escenario de revueltas estudiantiles contra la dictadura del general Franco, la Ciudad Universitaria de Madrid, una empresa nacional desde sus orígenes, cumple ahora ochenta años.
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Imagen de archivo (1936). Vista general de la Universidad Complutense de Madrid. Construida por deseo del Rey Alfonso XIII, mimada por Primo de Rivera y por la República, campo de batalla durante la Guerra Civil y escenario de revueltas estudiantiles contra la dictadura del general Franco, la Ciudad Universitaria de Madrid, una empresa nacional desde sus orígenes, cumple ahora ochenta años.
Una efeméride que Miguel Fernández de Sevilla, profesor de Medicina Legal en la Facultad de Medicina de la Complutense, además de docente en la UNED, ha querido aprovechar para contar en un libro la historia de este lugar dedicado desde hace ocho décadas a la docencia, la investigación y la formación.
Un espacio universitario todavía hoy "único" pero con "un cierto grado de saturación de edificaciones", según escribe en el prólogo del libro Carlos Berzosa, rector de la Universidad Complutense, principal inquilino de sus más de trescientas cincuenta hectáreas de superficie.
Fue Alfonso XIII, convencido de la necesidad de modernizar una España con una aterradora tasa de analfabetismo y una sanidad penosa, quien alumbró el proyecto de construir en Madrid una ciudad universitaria que agrupara a todas las facultades hasta entonces desperdigadas y ubicadas en viejos e insalubres edificios de la Villa y Corte.
En la mente del Rey se dibuja así un proyecto arquitectónico revolucionario para su tiempo, inspirado en los campus estadounidenses y en los europeos más modernos, que atendiera a las necesidades "del cuerpo y el espíritu".
                   SINDICATO ESPAÑOL UNIVERSITARIO
El Sindicato Español Universitario (SEU) es una organización sindical estudiantil de carácter corporativista, similar a las vinculadas a los partidos fascistas en Italia y Rumania, creada durante la Segunda República Española por Falange impulsada por su líder, José Antonio Primo de Rivera, proclamando desde un primer momento su carácter violento, nace con el objetivo de "aplastar" a la entonces mayoritaria Federación Universitaria Escolar (FUE) e introducir la propaganda de Falange en la Universidad.
A partir de la instauración del nuevo régimen de Franco, el ámbito docente estuvo cargado del contenido ideológico del Movimiento Nacional, siendo por ejemplo obligatoria, durante años, la afiliación de los estudiantes al Sindicato Español Universitario (S.E.U.) y en donde estaba muy presente la moral católica. A lo largo de la segunda parte de la década de los 60 y primera mitad de los años 70, frentes de estudiantes universitarios protagonizaron sonadas revueltas en contra del régimen.

 

 

 

 

 

 

PRIMERA ETAPA: LA SEGUNDA REPUBLICA.

Al igual que otras organizaciones fascistas en Europa, el fascismo español mostró un especial interés por introducirse en la Universidad. Tanto en Italia, como en Alemania y España, las organizaciones universitarias fascistas tuvieron un destacado papel antes de la toma del poder. El SEU se constituyó el 21 de noviembre de 1933, siendo aceptados su estatutos por la Dirección General de Seguridad (DGS) el 28 de febrero de 1934, naciendo con el objetivo de conseguir el "pleno dominio de la Universidad" con tareas de acoso y provocación, buscando la desestabilización del Estado republicano. Desde el primer momento, el SEU aparece como base de Falange, siendo los estudiantes la principal fuente de afiliación y además, por su edad y condiciones físicas, la única fuerza -junto con los escasos obreros de la Central Obrera Nacional Sindicalista (CONS)- susceptible de engrosar los grupos de choque contra elementos adversos y contra la policía. De los 2.300 afiliados a finales de 1934, pasó a 9.700 en 1936 y a 46.569 en 1940 finalizada ya la Guerra Civil. El SEU proclamó desde un primer momento su carácter violento. Entre enero de 1934 y abril de 1936, momento en que es ilegalizada, protagonizaron más de veinte acciones violentas de entidad a las que hay que sumar continuos incidentes y peleas callejeras, siendo frecuentes los tiroteos, especialmente violentos en los barrios obreros de Madrid. Consecuencia de estas acciones es la muerte de 14 miembros del Sindicato. El primer muerto en las filas del SEU fue el joven Matías Montero. Como parte de la Falange, el SEU participó en los movimientos previos al golpe de Estado que dio lugar a la Guerra Civil en la órbita de los sublevados.
Durante la guerra, buena parte de sus integrantes pasaron a formar parte como oficiales del ejército franquista con el grado de Alférez  provisional. El resto que no fueron nombrados oficiales nutrieron buena parte de la primera línea de combate de Falange en los distintos frentes en los que combatió en la guerra, por lo que fue amplio el número de bajas. Al finalizar el conflicto fueron también numerosos los miembros del SEU que se integraron en la División Azul.

EL SEU DURANTE EL FRANQUISMO.

El franquismo  resolvió por decreto de 23 de septiembre de 1939 que el SEU sería la única organización estudiantil legal, disolviendo todas las demás y obligando a otros movimientos juveniles de apoyo al régimen a integrarse, como la Agrupación Escolar Tradicionalista y la Federación de Estudiantes Católicos. Mediante la Ley de Ordenación Universitaria de 29 de julio de 1943 se reconoció al SEU su condición de "órgano universitario" tanto en la Universidad como en las distintas facultades (a excepción de las Escuelas Técnicas), y la obligatoriedad de afiliación al mismo para quienes quisieran acceder a la formación superior, así como obtener becas.
El SEU nunca consiguió la necesaria penetración en la universidad como para poder ejercer el papel de control que tenía asignado. A partir de mediados de la década de 1950, los movimientos estudiantiles ilegales resultaron ser más poderosos dentro de los espacios educativos. Por otra parte, el propio régimen, al igual que hizo en parte con Falange Española de las JONS, no le ofreció un papel relevante fuera de la estructura del Movimiento Nacional, y ni siquiera permitió que sus cuadros participasen en el Consejo de Educación del Estado. El SEU estuvo orgánicamente subordinado al Frente de Juventudes y reducido a un aparato burocrático que realizaba meras funciones de tipo asistencial. Todo ello unido a que algunos dirigentes del SEU empezaron a cuestionar por diferentes motivos diversos aspectos de la política española (En 1954 se llegó a disolver violentamente por la policía una manifestación del SEU) llevó a su disolución por decreto el 5 de abril de 1965 y la prohibición específica de afiliación de los jóvenes universitarios en asociación juvenil alguna que no fuera la Organización Juvenil Española. Uno de los últimos dirigentes del sindicato fue Rodolfo Martín Villa, que ejerció la jefatura nacional del mismo hasta 1964.
SUCESOS DE 1956
La depuración de la Universidad tras el fin de la Guerra Civil española pretendió extirpar de raíz todo el pensamiento liberal que había alentado la Institución Libre de Enseñanza. La Ley de Ordenación Universitaria de 1943 era explícita al respecto. En aquellos años el encuadramiento ideológico de la Universidad era la norma. La muerte de Ortega y Gasset el 18 de octubre de 1955 fue motivo para la organización de un homenaje al filósofo liberal español en Madrid por parte de un grupo de universitarios, mientras estaba en marcha un Congreso Universitario de Escritores Jóvenes, con la aquiescencia del rector de la Complutense, Pedro Laín Entralgo. El congreso fue finalmente prohibido.
El 1 de febrero de 1956 era repartido un manifiesto llamando a un Congreso Nacional de Estudiantes, tras el que estaban Javier Pradera, Enrique Múgica y Ramón Tamames, era un intento de romper el SEU. El fracaso de las candidaturas oficiales del SEU en las elecciones estudiantiles desencadenó los acontecimientos. Jesús Gay, jefe del SEU suspendió las elecciones el 7 de febrero, por lo que fue expulsado por los estudiantes, que salieron en manifestación, por primera vez desde la Guerra Civil, hacia el Ministerio de Educación. Al día siguiente fue asaltada la Facultad por los falangistas.
El día 9 los estudiantes salieron en manifestación por la calle San Bernardo, encontrándose con los falangistas en la calle Alberto Aguilera, los enfrentamientos se saldaron con un joven falangista herido. La tensión se disparó, mientras sectores falangistas exigían venganza. Ese mismo día fueron detenidos Miguel Sánchez Mazas, Dionisio Ridruejo, Ramón Tamames, Enrique Múgica, Javier Pradera, José María Ruiz Gallardón y Gabriel Elorriaga. El 10 de febrero la Universidad Complutense era cerrada. Pedro Laín Entralgo dimitió como rector y el 12 de febrero era cesado el decano de Derecho, Torres López.
El 16 de febrero Franco cesó a Joaquín Ruiz-Giménez como ministro de Educación y a Raimundo Fernández Cuesta de la Secretaría General del Movimiento. Con ello la Universidad fue definitivamente perdida por el franquismo, el SEU quedó desarticulado y la contestación universitaria fue una constante en los años sesenta y setenta, hasta la muerte del dictador y el restablecimiento de la democracia. Fue todo un síntoma, el proceso de deslegitimación de la dictadura franquista había comenzado entre los hijos de las emergentes clases medias. Los tiempos del silencio empezaban a mutarse en los tiempos de la protesta, las calles de Madrid vivirían la permanente revuelta estudiantil, sobre todo en las inmediaciones de la Ciudad Universitaria.
En 1981 el periodista Pablo Lizcano publicó el libro La generación del 56 en el que se narran estos acontecimientos
LA GENERACION DEL 56 (la Universidad contra Franco), de Pablo Lizcano

(Congreso de los Diputados, 29 de mayo de 2006)

Me parece importante expresar, en primer lugar, mi reconocimiento, en general, a esa impagable labor que es la reedición de libros. Los profesionales de la industria editorial que, además de estimular la creación literaria y las palabras novísimas, asumen además la tarea de desempolvar, cuidadosa y cariñosamente en la mayoría de los casos, algunos buenos trabajos ensombrecidos por la avalancha de los años, merecen todo el apoyo.
A propósito de la reedición que hoy nos reúne, debo destacar que su responsable, José Luis Gutiérrez, tiene, además de mi respeto profesional, mi amistad y mi total consideración personal. Como ya pueden imaginar, los que hayan tenido la ocasión de acercarse a su contenido, el libro de Pablo Lizcano, La Generación del 56, significa para mí un entrañable ejercicio de memoria personal. Cuando me fue propuesta la preparación del prólogo a la segunda edición no dudé en acudir de nuevo a su lectura. Y mientras avanzaba por sus páginas fui encontrando, con satisfacción, que el paso del tiempo no había alterado el buen recuerdo que conservaba de la primera ocasión, hace nada menos que veinticinco años. Ahora, como entonces, he podido degustar un buen trabajo, un texto coherente, fresco y bien escrito, que seguramente va a sorprender a los nuevos y a los viejos lectores. Es la crónica rigurosa de un momento auténticamente peculiar de nuestra historia reciente. Nos trae a la actualidad el relato de unos acontecimientos que podríamos calificar de “paleodemocráticos”, precursores de la transición democrática, esa transición en la que se plasmó definitivamente la anhelada e imprescindible reconciliación nacional.
 Este año, finalmente, ha sido declarado como el año de la memoria histórica. Sin duda, este acto de presentación se inscribe perfectamente en el espíritu de esa declaración. El empeño por recuperar para la actualidad, y para las generaciones venideras, este libro de Pablo Lizcano tiene el sentido de ofrecer a los más jóvenes un relato inteligente de los antecedentes de nuestra democracia. Porque para llegar a la libertad y al orden constitucional fue necesaria la suma de acciones decididas como la descrita en este libro: una rebelión político-estudiantil que, por primera vez, tras los amargos años de la posguerra abría el horizonte de un futuro democrático para nuestro país.
Fue en aquella atmósfera universitaria de los años 50, todavía muy envenenada por los aires de la dictadura, que nos encontramos algunos hijos de los vencedores y de los vencidos, los herederos de aquella 2 guerra “incivil” que protagonizaran nuestros mayores. Más allá de los antecedentes y los importantes matices ideológicos de cada uno, los que nos reunimos en aquella conspiración estudiantil teníamos ya bien definido nuestro objetivo político y hasta vital: la consecución de la libertad democrática.
En cierta manera, las bases de lo que un día había de ser la reconciliación nacional ya se encontraban en aquella “Carta a los Trabajadores” de Largo Caballero, escrita desde Berlín, en 1945, después de ser rescatado de las garras del nazismo. Hacia el final de su propuesta de “nueva Constitución”, destinada a incorporar a “la mayoría de los españoles a la obra inmensa de reconstrucción nacional”, anotaba Caballero una máxima de actuación cargada de generosidad y confianza en el futuro: “Considerar la guerra civil como una catástrofe nacional y defender sean indemnizados los perjudicados por ella: huérfanos, viudas, inútiles, expropiados, etc., sin hacer distinción entre las víctimas de las dos partes y tomar cuantas medidas puedan llevar la tranquilidad.” Esas medidas efectivas y la reunión pacífica de las dos partes se concretarían décadas después en el periodo de la transición, a la muerte del dictador.

La Constitución de 1978, que consolida el compromiso histórico entre las derechas y las izquierdas, supone a la vez la culminación de todo el proceso y la referencia fundamental de nuestra reciente memoria histórica.
Puede que fuese en los pasillos universitarios del caserón de San Bernardo donde se inició el desenlace de ese persistente conflicto fratricida entre las dos Españas, como ha descrito espléndidamente el profesor Santos Juliá en un trabajo reciente. Comentando la trascendencia de aquellos sucesos de los primeros meses del 56, afirma el historiador que esa “rebelión de los estudiantes... borró como dato determinante de la escena política la línea que había dividido desde la guerra a vencedores y vencidos.” Algunos de los niños de la guerra, llegados a la universidad, sin preguntarnos por las afiliaciones familiares de cada uno o la pertenencia a uno u otro bando, tomamos la libertad como bandera común y como fórmula para reunir a todos los españoles en un proyecto de futuro. Se inició entonces una larga andadura que, insisto, felizmente desembocó en un proceso político de transición democrática ejemplar, cuya culminación fue, sin duda, la aprobación del texto constitucional de 1978.
Los que, de una u otra manera, participamos en aquella aventura democrática, con el objetivo de superar el histórico enfrentamiento entre los españoles, tenemos una cierta obligación ética de comunicar nuestra experiencia. Pero para completar esa tarea, y por eso nos hemos reunido hoy aquí, necesitamos además del trabajo serio y responsable de personas como el autor de este libro y también, cómo no, de quien ha hecho posible que ese trabajo salga de nuevo a la luz.



Mayo del 68 aportó a España una revuelta modesta frente al inmovilismo
El movimiento estudiantil internacional no tuvo espacio bajo el franquismo aunque sí alimentó la sed de libertad de los universitarios españoles
El Mayo del 68, del que ahora se cumplen 40 años, se caracterizó en España por una revuelta modesta que tuvo como principal virtud espolear un incipiente movimiento universitario en un marco de desarrollismo económico e inmovilismo político.
Los ecos del Mayo francés apenas se advirtieron en España, donde la dictadura franquista mantenía un férreo control de la prensa y de la calle. Las escasas noticias procedentes de los sucesos de París soliviantaron en España a los estudiantes universitarios de izquierda, que intentaron organizar algunos actos de protesta.
El actual profesor de Ciencias Políticas de la UNED Jaime Pastor era alumno de cuarto curso de Políticas en Madrid cuando en los primeros días de mayo de 1968 las calles de París fueron escenario de disturbios.
Comuna abortada
"A finales de mayo quisimos proclamar una comuna en la Facultad de Filosofía pero la iniciativa fue ahogada por la Policía", recuerda Pastor, para quien el régimen de Franco "sobrestimó" la fuerza del movimiento estudiantil en España, muy limitado en su opinión a algunos círculos de Madrid y Barcelona.
Pastor detalla que el movimiento universitario empezó en 1965 pero se radicalizó tres años después "y fue la expresión de la irrupción de una nueva generación juvenil, con una voluntad antifranquista, contra el modelo capitalista y el tecnocrático que se aplicaba en la Universidad".
Un referente anti autoritario 
La profesora de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid Pilar González Martínez coincide al afirmar que los jóvenes concienciados de entonces vieron en el "estallido" francés un referente para aplicar un discurso "anti autoritario".
"Ésa fue básicamente su influencia", junto a factores como la libertad sexual, la poesía o la música, según González Martínez, para quien en España era la primera vez que se activaba desde el punto de vista político una generación universitaria nacida después de la Guerra Civil.

El concierto de Raimon 
El momento culminante de aquellos días fue el concierto que el cantante Raimon dio el 18 de mayo en el Facultad de Políticas y Económicas de Madrid, tras el cual los varios miles de asistentes tuvieron que salir a la carrera ante la presencia de la Policía franquista bien pertrechada con porras.
En 1968 se registraron en España algunos hechos relevantes, como el primer asesinato de ETA (el jefe policial Melitón Manzanas), mientras el país progresaba económicamente sin dar señales de apertura política y Francisco Franco cumplía tres décadas en el poder.
La Universidad viviría su propia conmoción unos meses más tarde, con motivo de la muerte del estudiante Enrique Ruano, al que la Policía y la Justicia adjudicaron un papel de suicida que su familia y amigos nunca han aceptado. 
Días después de ese suceso y por primera vez desde el final de la Guerra Civil el Gobierno del general Franco decretó el 24 de enero de 1969 el estado de excepción en todo el territorio nacional, con la excusa de una hipotética violencia desatada en la Universidad.



MÁS ACONTECIMIENTOS EN EL 68

Morir matando: así se despidió la dictadura
A pesar de los intentos de Fraga, conocemos la verdad:
Hace apenas una semana la Universidad Complutense rindió un sentido homenaje a la memoria de Enrique Ruano, el joven estudiante de Derecho asesinado por la policía franquista el 20 de enero de 1969.

Ruano, militante del Frente de Liberación Popular, murió al ser tiroteado y posteriormente defenestrado desde un séptimo piso por los policías que, tras dos días de interrogatorios y torturas, le habían conducido, esposado, a realizar un registro en la madrileña calle Príncipe de Vergara.

 Los hechos son de sobra conocidos y fueron oportunamente evocados por El Plural al dar cuenta del homenaje celebrado con motivo del 40 aniversario de su muerte. Aún así, no está de más recordar que el único delito del joven Ruano fue su militancia anti-franquista.

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El estudiante Enrique Ruano fue detenido y torturado durante tres días a mediados del mes de enero de 1969. Era militante del Frente de Liberación Popular (FLP) y activista del Sindicato Democrático de la Universidad de Madrid. En el curso de un registro la policía le disparó el día 20 de enero y después arrojó su cadáver desde un séptimo piso a un patio interior para simular su suicidio.

Fraga Iribarne, ministro franquista de Información y Turismo orquestó la manipulación informativa para imponer la versión del suicidio de un buen chico desequilibrado. Durante 4 días hubo manifestaciones en muchas ciudades españolas, particularmente en Madrid dónde desde Vallecas a la Calle Princesa decenas y decenas de saltos se sucedieron a cualquier hora del día con la participación masiva de estudiantes, pero también de muchos trabajadores indignados por el asesinato y la campaña del régimen franquista.

La tensión llegó al punto que el Gobierno declaró el primer estado de excepción de ámbito estatal con la intención de parar la protesta. Fueron detenidos y deportados centenares de activistas pero de nada sirvió. El franquismo nada pudo hacer para recuperar la iniciativa y amedrentar al movimiento social porque 1969 fue uno de los más notables en las luchas del movimiento obrero en la lucha por sus reivindicaciones laborales y libertades.
Años más tarde, tras la muerte de Franco y habiéndose realizado elecciones democráticas, se reabrió el caso Ruano.
El cadáver fue exhumado y apareció mutilado para ocultar el balazo. Sin embargo, los policías que le asesinaron fueron absueltos. Enrique fue un luchador antifranquista, internacionalista y revolucionario. Su lucha por las libertades iba pareja a su lucha por la Revolución Socialista. El homenaje a Enrique forma parte de la recuperación de la memoria histórica, particularmente del tardofranquismo y primera transición, y de la denuncia política de una transición que permitió a gentes como Fraga seguir en política como un honorable demócrata. También significa recuperar la memoria de la lucha antifranquista ligada a la lucha anticapitalista por el socialismo frente a las mistificaciones posteriores. Significa construir el futuro desde la recuperación en el presente de las luchas del pasado.

Un crimen impune

Como también hay que insistir en que su muerte fue uno de los crímenes más repugnantes del franquismo. Entre otras razones porque se quiso ocultar bajo la máscara de un presunto “suicidio” que exculpara a los miembros de la Brigada Político Social implicados en los hechos. La teoría se desmontó cuando, a instancias de la familia, se reabrió el sumario en 1994. Sin embargo, la ocultación de pruebas llevada a cabo por las autoridades franquistas hizo imposible la condena de los policías al no poder identificar al autor del disparo.

Entre mentiras y difamaciones

La campaña con que se quiso encubrir el asesinato, tejida a base de mentiras y difamaciones, contaba con un trágico antecedente. Un episodio que, como en el caso de Ruano, había sido orquestado por el entonces ministro de Información, Manuel Fraga Iribarne, y difundido por aquellos diarios que, como ABC, quisieron evidenciar con ello su voluntad de servicio a la dictadura.

El caso Grimau

Sucedió en 1962, cuando Julián Grimau, dirigente del clandestino PC, fue detenido por sus actividades como miembro de la administración republicana durante la Guerra Civil. Conducido a la Dirección General de Seguridad, según el relato de sus torturadores, durante un interrogatorio se subió a una silla, abrió una ventana y se arrojó por ella. Mal podía hacerlo esposado como estaba, pero esa fue la versión de los hechos que, desde el Ministerio y con la complicidad de los medios afines al Régimen, se quiso difundir.

Una sentencia escrita de antemano

Grimau no murió. Solo sufrió fracturas en la frente y las muñecas, lesiones que demostraron que estaba esposado en el momento de ser defenestrado. Pero de poco le sirvió salvar la vida. Meses después, tras un juicio sentenciado de antemano, fue condenado y fusilado, al tiempo que se daba garrote vil a los anarquistas Francisco Granados y Joaquín Delgado. Unas ejecuciones que no pudo detener la unánime protesta de los gobiernos occidentales ni las súplicas (¡en la católica España de Franco!) del entonces cardenal Montini, futuro Pablo VI, ni del mismo Papa Juan XXIII.


La labor del T.O.P.

Ciertamente ambas muertes no pasaron desapercibidas para la opinión pública. En el caso de Ruano la noticia del asesinato corrió como la pólvora en los ambientes universitarios. Un ámbito que, junto con el mundo obrero, fue el crisol donde cristalizó la oposición antifranquista. De su virulencia habla por sí sola la creación, en 1963, del Tribunal de Orden Público (TOP) con el fin exclusivo de reprimir a obreros y estudiantes y que, a lo largo de casi catorce años de funcionamiento, logró encausar y condenar a miles de ciudadanos.

La universidad en pie de guerra

La historia de la Universidad española en los años sesenta es la historia de la lucha por las libertades democráticas. Hechos como el nacimiento, en 1964, de la Unión de Estudiantes Demócratas (UED) o del Sindicato Democrático de Estudiantes en 1966; nombres como los de los profesores Aranguren, García Calvo, Montero Díaz, Tierno Galván o Manuel Sacristán, entre otros, apartados de sus cátedras por apoyar las protestas estudiantiles contra de la dictadura, o el histórico asalto al rectorado de la Universidad de Barcelona, solo tres días antes de la muerte de Ruano, explican sobradamente la impecable lección que, a favor de la democracia, la libertad y la justicia, se impartió en la Universidad española en aquellos años.
La implantación del Estado de Excepción

Las manifestaciones, asambleas, encierros, sentadas… clamando por las libertades democráticas se intensificaron aún más desde aquel fatídico 20 de enero de 1969. Tras la muerte de Ruano, la alteración fue tal que más de 700 estudiantes fueron detenidos; varios profesores apartados de sus cátedras, y se impuso el Estado de Excepción en todo el país.

Un cruento principio del fin

Ello no fue obstáculo para que la dictadura continuara su cruenta carrera represiva. Las ejecuciones de Salvador Puig Antich y de Heinz Chez en 1974 o las de varios militantes de ETA y del FRAP el 25 de septiembre de 1975, apenas dos meses antes de la muerte del dictador (a quien, según asegura su hija, no le importaba que le calificaran de tal), demuestran que en los años sesenta la dictadura —que había reinstaurado la pena de muerte abolida por la República en 1932 por considerar que su abolición era incompatible con el buen funcionamiento del Estado —siguió ejerciendo un poder represivo e impune.

De “dictablanda”, nada

Mienten, pues, quienes defienden que, en sus últimos años, la dictadura se convirtió en una “dictablanda”. Por el contrario, sabiéndose herida de muerte, actuó como la fiera que era, y murió matando.




Incidentes de 1968 en España
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Raimon, en una actuación de 2008. Sigue con la estética de los cantautores de la canción protesta de finales del franquismo (Paco Ibáñez, Luis Eduardo Aute, Rosa León, José Antonio Labordeta, Nova Cançó catalana, etc.), que tomó sus modelos de Francia (Georges Brassens) y Estados Unidos (Joan Báez, Bob Dylan).
Los incidentes de 1968 en España, a pesar de su mitificación en la oposición al franquismo, no lograron mayor alcance; pero, no obstante, son habitualmente denominados revolución de 1968. Su función como mecanismo de identificación generacional (generación del 68) o ideológica (espíritu del 68) hizo que sus repercusiones posteriores fueran muy superiores. Retrospectivamente, son recordados muy a menudo de forma nostálgica o paródica (por ejemplo, en la canción de Ismael Serrano Papá cuéntame otra vez o en la serie de televisión Cuéntame cómo pasó).
Las movilizaciones
A diferencia del Mayo Francés, la Primavera de Praga u otras repercusiones de la denominada revolución de 1968 en otros países, en España no pasaron de huelgas y manifestaciones reprimidas por el gobierno de Franco, que grupos de izquierda procuraron conectar con las movilizaciones universitarias que simultáneamente se estaban produciendo, y que en algunos casos mantenían algún tipo de contacto internacional con jóvenes españoles presentes en París, Londres o Estados Unidos.
Los que alcanzaron mayor impacto fueron los planteados como actos culturales solidarios con las movilizaciones obreras, en particular los conciertos de Raimon (el más concurrido el 18 de mayo) que tuvieron lugar en los recintos universitarios de varias facultades de la Universidad Complutense de Madrid, cuya condición jurídica y algún grado de tolerancia de las autoridades académicas hacía más posible la convocatoria.
Mientras que esos conciertos tuvieron un numeroso público (difícil de cuantificar, superior a los cientos de personas pero que difícilmente podría llegar a cifras de millares), el escaso alcance de otras convocatorias es recordado como algo ridículo (como encierros planificados que al poco de iniciados se suspendían ante la ausencia de repercusión), o los llamados saltos (intentos de interrumpir el tráfico en alguna calle) que no duraban más de algunos minutos, terminando en carreras delante de la policía (los denominados grises por el color de su uniforme) cuando esta hacía acto de presencia y los disolvía expeditivamente.
Otros hechos vinculados
En otro orden de cosas, pero conectado por la sensibilidad proclive a la lucha armada, al anti capitalismo y al tercermundismo, es significativo que en 1968 se produjeran los primeros atentados de ETA, que condujeron al Proceso de Burgos. Se ha señalado que la relación existente entre ese primer grupo de etarras y el Partido Nacionalista Vasco tenía mucho que ver con una ruptura generacional entre padres e hijos similar a la existente entre los franceses que habían vivido la segunda guerra mundial y la resistencia y los jóvenes de las barricadas de mayo.
Más condición de revuelta o de amplia movilización popular tuvieron algunos hechos de la Transición Española posterior, como los sucesos de Vitoria (1976) o los denominados siete días de enero (1977).
En cuanto movilizaciones estudiantiles, la universidad española ya las había tenido mucho más fuertes durante los sucesos de 1956; mientras que en un periodo más próximo, el hecho con mayor repercusión se había producido tres años antes: la expulsión de sus cátedras de Enrique Tierno Galván, Agustín García Calvo y José Luis López Aranguren (1965). Estas personalidades serían las que ejercerían en España la función intelectual que Sartre o Chomsky tuvieron en otros países.
Los medios de comunicación españoles, cuyo control por la censura se había relajado ligeramente desde la ley de prensa de Manuel Fraga, no por ello tenían libertad para reflejar las movilizaciones internas; aunque sí lo hicieron abundantemente con las que ocurrían en el extranjero. El tratamiento que de ello hizo el Diario Madrid le llevó a un secuestro de su publicación y su cierre durante cuatro meses. Las autoridades decidieron tomarle como cabeza de turco y provocaron su cierre definitivo, e incluso una operación de especulación urbanística que incluía la voladura de su edificio.
El contexto del 68 en España
El año 1968, próximo a la conmemoración de los XXV Años de Paz, correspondía al punto álgido del desarrollismo franquista: Segundo Plan de Desarrollo, campañas turísticas (Spain is different), incluso a la victoria de Massiel en el Festival de Eurovisión (el La, la, la que habían negado cantar en catalán a Joan Manuel Serrat). El éxodo rural y la emigración a Europa eran claves para el mantenimiento de una paz social que daba las primeras muestras de una modesta sociedad de consumo (motorización, construcción masiva de viviendas). El ascenso social se veía como una posibilidad al alcance de muchos: generalización del acceso al sistema educativo, ejemplo de ídolos populares (Manuel Benítez "El Cordobés").
Para ese efecto apaciguador se utilizaba la expresión pan y toros o pan y fútbol: el 6 de febrero, un acertante de 14 resultados en la quiniela, Gabino Moral, cobró un premio récord: 30.207.744 pesetas.

La sucesión generacional
Al igual que en otras partes del mundo, también en el caso español se suele indicar la sucesión generacional de los jóvenes del 68 que ocuparon los puestos directivos y de responsabilidad política durante la Transición española, por una generación de valores muy diferentes: la denominada movida madrileña de los años 80, contemporánea de problemas como el paro generalizado, la droga y el sida.

PERIODICOS DE 1986

Periódico “LE SOCIALISTE”  Jueves 25 de Abril de 1968:
San Sebastián estuvo en estado de sitio:
El domingo 14 de abril apareció San Sebastián ocupada por las fuerzas públicas. Desde Madrid, Zaragoza y otros lugares se llevaron refuerzos de policía armada y de la guardia civil que tomaron posiciones, metralleta en mano, en el centro de la ciudad y en las entradas. Todas las personas y vehículos que se dirigían a San Sebastián fueron desviados hacia otras direcciones después de proceder a examen de la documentación y minucioso registro. Los sospechosos eran detenidos.
Pese a que la enorme concentración policíaca, que ocupó todos los lugares estratégicos, no dejaba formarse grupos, la insistencia y audacia de los vascos antifranquistas logró algunas aglomeraciones que rápidamente dispersaron a golpes la policía armada a pie y a caballo.
El problema universitario sigue en pie:
Terminadas las vacaciones de semana santa, sigue clausurada la universidad de Madrid. Seguramente no se abrirá de nuevo hasta que pase de nuevo el primero de mayo, pues el gobierno teme que los estudiantes se asocien a los trabajadores en la celebración de la fiesta del trabajo. Ni con la universidad cerrada impedirá esto. En Sevilla, donde se han abierto las aulas, permanecen vacías ya que los estudiantes han decidido proseguir la huelga hasta que sean puestos en libertad sus compañeros detenidos. En Santiago de Compostela  los estudiantes después de diez días de tregua volverán a las clases sólo si pasado el cual no han sido levantadas las sanciones a varios universitarios ni atendidas las otras demandas planteadas.
Mientras tanto, ha sido designado por el general franco un nuevo ministro de educación y ciencia. Todo el mundo está convencido de que los problemas continuarán y se agravarán pues no es solución el cambio de ministro sino un cambio de régimen.
Periódico “ABC” miércoles 1 de mayo de 1968:
El 30 de abril de 1968 se produjeron varios choques entre la fuerza pública y manifestantes en diferentes puntos de Madrid.
Concretamente, en la glorieta de Atocha, se manifestaron muchos jóvenes obreros de las fábricas y talleres del sur de la capital, pero también figuraban muchos estudiantes.
Los manifestantes profirieron gritos subversivos y se negaron a disolverse. La Policía Armada de a pie cargó contra todos ellos.
A medida que la noche iba cayendo recorrieron varios grupos algunas calles cercanas a la glorieta de Atocha con gritos e insultos a la Policía Armada.
En algunas calles como la del Mesón de Paredes, Lavapiés y en la de Atocha intentaron esos manifestantes cortar la circulación, lo cual lo consiguieron, colocando piedras en varias calles.
Varios automóviles fueron destrozados con la rotura de las lunas traseras, incluso también algunos de ellos fueron volcados.
Varios autobuses fueron también apedreados.

Periódico “LE SOCIALISTE”  Jueves 2 de Mayo de 1968:
La situación universitaria:
La universidad se abrirá el 6 de mayo. El nuevo rector ha anunciado que durante este curso se celebrará el claustro general de la universidad de Madrid. Mientras tanto se siguen deteniendo estudiantes a los que la policía busca en sus domicilios. Los estudiantes de arquitectura han acordado hacer huelga hasta que sea abierta la universidad. Los alumnos de la Escuela de Peritos de Telecomunicaciones hicieron huelga y realizaron una “sentada”, como protesta por el cierra de la universidad.
En Bilbao ha sido clausurada la facultad de Ciencias Económicas. Los estudiantes se habían encerrado en la misma para protestar por la detención de varios compañeros. Acudió la policía desalojando el centro y retiró documentos de identidad a todos los estudiantes practicando la detención de varios. Pese a que las puertas de la Escuela de Ingenieros Industriales estaban cerradas, se celebró dentro una asamblea libre a la que acudieron alumnos de varias facultades. Acordaron hacer una huelga de solidaridad con los de Económicas. Otra manifestación de estudiantes que se dirigía al gobierno civil fue disuelta por la fuerza pública.
La facultad de Farmacia de Barcelona está en huelga desde hace siete semanas.

Periódico “ABC” Viernes 3 de Mayo de 1968:
Intento de manifestación en Valladolid:
Un grupo de unos tres centenares de estudiantes realizo esta mañana, un intento de manifestación en la plaza mayor, tras haber celebrado una asamblea no autorizada en la facultad de Medicina.
La fuerza pública hizo acto de presencia en dicho punto y disolvió a los reunidos, que pretendieron reunirse en otros puntos, lo que impidieron las autoridades.
Reanudación de las clases en la Facultad de Económicas:
El próximo lunes, día seis, se reanudarán parcialmente las clases en la Facultad de Ciencias Económicas de Bilbao, de acuerdo con las instrucciones recibidas del Rectorado, según una nota hecha pública hoy por el Decano de dicha Facultad. También se celebraran las pruebas parciales pendientes, conforme al calendario que se especifica.

Periódico “ABC” Sábado 4 de Mayo de 1968:
El señor Villar Palasí dio cuenta de la tendencia a la normalidad universitaria:
Entre otras cosas destacó el ministro de Información y Turismo ante los periodistas que los titulares de las carteras de la Gobernación, Trabajo y Secretario General del movimiento, teniente General Alonso Vega y señores Romeo Gorría y Solís Ruíz, habían informado al Gobierno del fracaso de las llamadas “jornadas de agitación” de los pasados días 30 de abril y 1º y 2º de este mes que solo registraron pequeños y aislados incidentes, frente a los cuales y a la propaganda comunista reaccionó la masa laboral con serenidad y la población española con la más enérgica repulsa y con un admirable civismo.





“La universidad como problema”:
El profesor Ramón López Vilas pronunció una disertación sobre la “Universidad como problema”:
“Es triste y doloroso, sin embargo, ver como la universidad ha dejado de ser nuestra patria la olvidada y postergada. Cenicienta del cuento para convertirse automáticamente, con motivo de unos incidentes que han comprometido el orden público, en la institución más criticada e incomprendida del país.”
Tras reivindicar el honor y el prestigio de la Universidad y señalar el deber de todo universitario auténtico de salir al paso de informaciones erróneas y tendenciosas, el conferenciante pasó a estudiar las diversas fases históricas por las que aquellas han atravesado haciendo especial referencia a las peculiaridades de la universidad medieval y moderna.
Incidente estudiantil en el Rectorado universitario:
Los estudiantes sevillanos produjeron un tumulto en el vestíbulo del despacho del rectorado por la sanción académica impuesta a 23 estudiantes de este distrito, e intentaron violentar las puertas del mismo, siendo necesario reforzarlas para impedir su entrada.

Ante esa actitud de los estudiantes el Rector se vio obligado a requerir la intervención de la fuerza pública, la cual hacia las dos de la tarde penetró en el reciento universitario, marchándose entonces los estudiantes, sin que produjeran ya más incidentes y sin practicarse, según parece, ninguna detención.

Periódico “ABC” Martes 7 de Mayo de 1968:
 Ambiente de incertidumbre sobre las fechas de los exámenes y las materias objeto de los mismos:
En las Facultades de Filosofía y Letras se celebró una cámara con objeto de informar de los últimos acontecimientos y adoptar decisiones para el resto del curso. Se colocaron varios carteles en los que se daba cuenta de las condiciones expuestas por la Junta de estudiantes a la oferta de diálogo del nuevo rector.
También en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas se ha celebrado una cámara informativa. En distintos sitios de la Facultad se colocaron carteles, dando cuenta de los incidentes ocurridos el 1 de mayo, así como otros reivindicativos e injuriosos. Se creen que las clases continuarán hasta mediados del mes de junio.
Asamblea en Farmacia:
La actividad académica de prolongará hasta el próximo día 10 de junio para dar paso a los exámenes. Se ha solicitado, además, que se retrase la fecha de incorporación a las Milicias Universitarias

Periódico “ABC “ Miércoles 8 de Mayo de 1968:
Facilidades del decano en funciones de Derecho para que los estudiantes celebren reuniones informativas:
En las distintas Facultades de la Universidad Madrileña se repitió ayer el clima de absoluta normalidad, pues, salvo en contadas excepciones, la asistencia  clase fue masiva.
Sin embargo, entre un numeroso grupo de alumnos existe la inquietud de no disponer del tiempo suficiente para preparar las asignaturas de las que habrán de examinarse. Esta inquietud es mayor en los estudiantes que deben incorporarse a las Milicias Universitarias.


Asambleas de curso:
En una de las aulas de la Facultad de derecho, tuvo lugar una reunión, a la que asistieron más de 250 estudiantes, que trataron de diversos temas, muchos de ellos relacionados con la vida académica.

Periódico “ABC” Jueves 9 de Mayo de 1968:
Reuniones estudiantiles en varias facultades para analizar problemas de orden académico y asociativo:
Como réplica a los carteles injuriosos aparecidos el martes en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas y que, a raíz de un leve incidente, fueron rotos. Ayer por la mañana aparecieron prendidos en las mismas paredes otros carteles que defienden ideas antagónicas a las de aquellos. Debido a esta “guerra de los carteles” entre estudiantes de ideologías opuestas, durante la jornada matinal se registró cierta tensión que en ningún momento cristalizó en incidentes violentos. No obstante, a mediodía un grupo de alumnos intentó romper los carteles, por lo que sus compañeros que se hallaban allí gritaron que abandonasen la Facultad.
Cámara de delegados:
Un cuarto de hora después, en el salón de grados de dicha Facultad, tuvo lugar una cámara de delegados abierta, a la que asistieron más de 250 estudiantes. También a mediodía en el Paraninfo de la Facultad de Filosofía y Letras se celebró una asamblea a nivel de centro, a la que asistieron unos 300 alumnos. Después de examinar diversos asuntos relacionados con la Universidad, en general fueron estudiadas varias propuestas sobre la celebración de los próximos exámenes. La actitud de los alumnos de Filosofía y Letras es favorable a la asistencia a clase, para de esta manera concluir los programas exigidos en los exámenes.

Periódico “ABC” Sábado 11 de Mayo de de 1968:
Satisfacción a las provincias de Guipúzcoa y Vizcaya:
Añadió el señor Fraga Iribarne que el Ministerio de Educación y Ciencia informó al gobierno sobre las posibles directrices de una política de reforma de las estructuras y funcionamiento de la Universidad, a fin de lograr la adecuada conformación de la vida universitaria a las exigencias de la sociedad actual.


Periódico “ABC” Miércoles 15 de Mayo de de 1968:
Durante aproximadamente cuarenta y cinco minutos, en las Facultades y escuelas especiales de la Ciudad Universitaria, unos doscientos cincuenta estudiantes perturbaron el orden e hicieron precisa la intervención de la fuerza pública para restablecer el tráfico en la avenida Complutense, donde se produjo todo el alboroto.
Pero todo el núcleo estudiantil permaneció totalmente ajeno a los incidentes que se desarrollaron a unos doscientos metros.
Los incidentes comenzaron a mediodía a la salida de una asamblea no autorizada, celebrada en la Facultad de Medicina.
Los asistentes produjeron varios destrozos, como la quema de periódicos, enseres y objetos diversos y cortaron la circulación, por lo que tuvo que intervenir la fuerza pública, contra la que fueron arrojadas piedras.
Los alumnos de la Facultad de Farmacia que mantenían una actitud de “paro académico” se reintegraron a sus actividades y clases.
Se reanudaron las clases teóricas y prácticas en dicha facultad. Los alumnos de ésta mandaron una carta al decano para expresarle su agradecimiento por las gestiones realizadas.

Periódico “ABC” Viernes 17 de Mayo de de 1968:
Cuando finalizó una asamblea convocado en la Facultad de Filosofía y Letras pequeños grupos de estudiantes se manifestaron, organizaron una algarada al detener a un autobús, hacer bajar a los viajeros y proceder a desinflar las ruedas del vehículo y a romper sus cristales.
Intervino la fuerza del orden público y los alborotadores se refiguraron en la Facultad de Filosofía y Letras donde desde las ventanas arrojaron piedras y objetos.
Desde la Facultad de Ciencias también algunos estudiantes se enfrentaron con los agentes.


Periódico “ABC” Domingo 19 de Mayo de de 1968:
El rectos de la Universidad madrileña don José Botella Llusiá afirmo tras una entrevista concedida que los bedeles de las Universidades pedirán los carnets de estudiante a la entrada de las mismas, para ello contaran con la Policía Armada para evitar disturbios.
19 de mayo de 1968:
Grupo minoritario de estudiantes, aproximadamente unos doscientos, intento manifestarse al término de una reunión celebrada en la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, en el “campus” situado entre las vecinas Facultades de Filosofía y Letras y Derecho.
Pero los estudiantes no lograron su propósito, ya que la fuerza pública actuó rápidamente.

Periódico “ABC” Sábado 25 de Mayo de de 1968:
Uno de los problemas más delicados en la universidad eran las agrupaciones de estudiantes.
Se debe producir una reforma en la enseñanza universitaria.
Había un desfase entre la estructura universitaria y las necesidades del desenvolvimiento económico, científico y social.
Desde 1943 cuando se promulgo la Ley de Ordenación Universitaria, se pasaron de cuarenta mil estudiantes a más de cien mil sin incluir los de las Escuelas Técnicas Superiores.
Esto produjo una gran escasez de profesores, de locales y de medios de formación, experimentación e investigación.
Para la reestructuración de la Universidad, el fortalecimiento de la misma y su adecuación a unas necesidades muy diferentes al momento de su nacimiento, requirieron un estudio profundo en el que debían de participar varios estamentos docentes como los Claustros generales de las universidades, Consejo de rectores, Asociaciones de estudiantes…






                            LECTURAS RELACIONADAS

Rafael Gómez Pérez, (1969): La generación de la protesta, Madrid,  Novelas y Cuentos.
Era una época en la que la importancia de la música y sus letras iban unidas a la protesta del mundo de los jóvenes contra el de los adultos. El idealismo se acaba tarde o temprano, en cuanto interviene la experiencia va desapareciendo el idealismo, aunque el pasado de cada persona vaya unido a su presente. El valor de la protesta reside en el deseo de acabar con una estructura hipócrita. La edad universitaria se transforma en un impulso irresistible hacia lo emocionante y lo aventurado.
Los primeros pasos para estudiar las causas de una serie de disturbios psíquicos en estudiantes de los primeros cursos de la universidad fueron en 1956 en el Congreso de Princeton y en 1961 en una reunión Internacional en Suiza.
El paso de la enseñanza media a la universitaria coincide con tres fenómenos:
Dejar la casa paterna.
Afrontar responsable y libremente iniciativas decisivas.
Resolver un aislamiento que se presenta.
Los jóvenes muestran una clara falta de seguridad en el momento en el que abandonan la casa paterna.
Dentro de la Universidad se dan también algunos casos límites, existe un pequeño porcentaje de perfiles delincuentes, personas que padecen esquizofrenias, neurosis, drogadictos, inconscientes, pervertidos, personas con un estado de ánimo bajo o envejecido…
La edad universitaria es la edad del anticonformismo, una edad de deseo de comprender y comprenderse con una inteligencia desarrollada y estrenándose. Mientras que el adulto dice “eso no lo arreglas de un plumazo”, o “eso pensaba yo, pero la vida…”, o “no hagas el ridículo anda!” ; el joven dice: “no hay derecho a que…”, o “me gustaría saber…”…etc.
La personalidad se va formando, se da a la vez una sensación de madurez y no querer asumir una serie de responsabilidades de la vida adulta. Se observa que la juventud obrera es más realista que la juventud estudiantil. En la juventud se da una indecisión a comprometerse y una resistencia a vincularse en algo estable, pero el sentimiento de ser representante de una gran causa mueve a sacrificarse. Una de las causas más profundas de la crisis universitaria es la crisis del sentido de autoridad. Autoridad no es lo mismo que imposición, pero el joven universitario lo suele ver así.
La educación en libertad es lo mismo que una formación profesional en libertad y en responsabilidad. Hay que ser valiente para afrontar las consecuencias de las propias acciones.

Pablo Lizcano (2006): La generación del 56: La Universidad contra Franco, Madrid, Leer/Documento.
En 1927 convocan huelgas contra el separatismo en España organizaciones como Falange, CEDA, la Federación Universitaria Escolar…, nace el SEU, impulsado por José Antonio Primo de Rivera,  proclamando desde un primer momento su carácter violento, nace con el objetivo de "aplastar" a la entonces mayoritaria Federación Universitaria Escolar (FUE) e introducir la propaganda de Falange en la Universidad. “La universidad española debe ser católica y política, ajustada a la más pura ortodoxia dogmática y al más absoluto sentido nacionalsindicalista”.
Nace el nacional-catolicismo en las universidades, en las artes se introduce una decoración religiosa que rápidamente será la única que se permita, tanto en pintura, como en escultura…
Las universidades se convirtieron gracias al SEU, en centros de reclutamiento para la famosa División Azul, se formaron las Falanges de Franco, que pasaban los días en sus casas con sus familiares, siempre con el uniforme puesto y salían de vez en cuando a dar escarmientos.
Desde la Ley de Ordenación Universitaria de 1943, el SEU consiguió ser el único sindicato estudiantil legalizado y mantuvo su disciplina con todos los estudiantes universitarios, todo estudiante estaba obligado a inscribirse.
El SEU estaba presente en los Claustros, en las Juntas de Gobierno, en las Juntas de Facultad y en los Órganos Rectores de la Facultad. Daban información de todos los estudiantes de la universidad.
El Sindicato pasó de aportar jóvenes a las trincheras a formar políticos a partir de 1947. El Opus Dei obtuvo el control de los tribunales de cátedra mientras depuraban, en 1947 los grupos monárquicos y los grupos católicos son la única oposición que tiene el SEU. Los universitarios falangistas iban a las terrazas de Plaza de Castilla a pegar a los grupos de jóvenes monárquicos, y estos tuvieron que trasladarse a Serrano.
La Falange quería justicia social y Franco empezaba a convertirse en enemigo de estos jóvenes idealistas. Los miembros de la FUE, tras su manifiesto de insatisfacción, fueron detenidos.
El Partido Comunista se reunía en clandestinidad en las cárceles (presos), en los cafés, en las tertulias…
Los hijos de los vencedores del Régimen, eran la generación de 20 años que no había vivido la guerra pero sí sus consecuencias, habían estudiado en colegios religiosos, con una España sin aventuras liberales, tradicionalista y arcaica.
El año 56, tras unos años de aburrimiento y miseria, la Universidad estaba aislada del panorama cultural europeo y recortada de cualquier información, tuvieron que devolver a la Universidad prestigio, y reintegraron en sus cátedras a titulares apartados.
En 1955 España fue admitida en la ONU, y en un ambiente de trabajo, estudio intenso y sistemático nace la generación del 56. En 1957 nace el FLP (Frente de Liberación Popular) cobrando fuerza en París.
El SEU estuvo orgánicamente subordinado al Frente de Juventudes y reducido a un aparato burocrático que realizaba meras funciones de tipo asistencial. Todo ello unido a que algunos dirigentes del SEU empezaron a cuestionar por diferentes motivos diversos aspectos de la política española (En 1954 se llegó a disolver violentamente por la policía una manifestación del SEU ) llevó a su disolución por decreto el 5 de abril de 1965 y la prohibición específica de afiliación de los jóvenes universitarios en asociación juvenil alguna que no fuera la Organización Juvenil Española.
Del 57 al 62 el SEU se dedicó a hacer tareas administrativas para mejorar sus servicios. Desligaron al SEU  de la vida política, y cuando les desligaron de las Cámaras Sindicales se descompusieron por completo.
Nace la FUDE, (Federación Universitaria Democrática Española), nueva organización universitaria estudiantil, fue una organización estudiantil ilegal antifranquista española, fundada en 1961  por miembros del Partido Comunista de España (PCE), la Agrupación Socialista Universitaria y el Frente de Liberación Popular, que tuvo como primer objetivo combatir dentro de las universidades la presencia de la organización vertical franquista, Sindicato Español Universitario (SEU).

Enrique Tierno Galván (1972): La rebelión juvenil y el problema en la Universidad, Madrid,  Hora H.
El problema de la universidad surge por el descontento de los jóvenes respecto de los adultos, existe una lucha biológica, un alzamiento de jóvenes contra adultos, e incomprensión por parte de los adultos. Los jóvenes tienen conciencia de una situación que quizá se repita históricamente y prefieren vivir sin porvenir social a que se lo den fabricado.
En la protesta juvenil se acusa a los adultos y al sistema establecido de imponer a los jóvenes desde las instituciones:
  1.- qué deben saber
  2.- qué pueden hacer
  3.- a qué deben aspirar
  4.- qué pueden esperar
El adulto no cree en los valores que defiende, está comprometido sin convicción. Si la crítica se corresponde con la inteligencia, la inteligencia se corresponde con la universidad. El joven universitario está en una situación de una conciencia ajustada a los principios éticos, sin ver aún su servidumbre práctica a los intereses que contradicen la ética. Al joven le están entrenando a vivir en un mundo irreal de valores éticos, y otro real e inmediato, en el que la ética es una quimera.

Responsabilidad” para un adulto es admisión del orden y el sistema establecidos, y para un joven es confundido con “protesta”. La universidad se ha convertido en una institución que entrena para conseguir puestos de trabajo, sin capacidad para legitimar las ideologías de la clase dominante.

El joven no acaba de entender lo que ocurre, ni cree que los adultos lo entiendan, esta identificando totalidad con caos, en el sentido de que, vista globalmente, la convivencia planetaria es un conjunto de contradicciones inexplicables; contradicciones que alcanzan al orden moral, al orden jurídico, al orden doméstico, etc., etc.
El joven universitario ve en el adulto un empresario de su vida y destino. Siente desconfianza hacia él, y su reacción normal es el menosprecio y el miedo. Los adultos son los otros, los que, viviendo en la contradicción y la inmoralidad, quieren modelar la vida del joven de acuerdo con los intereses de la sociedad establecida. Ante los ojos del joven el adulto aparece como una voluntad arbitrariamente maligna que coarta su libertad. Sólo los que poseen un nivel de crítica superior saben que la actitud del adulto es también resultado de un complejo proceso económico-social.

(Tierno Galván hace muchas referencias, sobre todo, a Flaubert, Sartre, Marx, Erasmo, Luis Vives y Heráclito).







                                      CONCLUSIÓN

La Universidad española de los años cincuenta experimento un importante intento de cambio vinculado al deseo del nuevo Ministro de Educación Nacional, Joaquín Ruíz – Giménez, y de su equipo( especialmente los rectores de Madrid, Pedro Laín, y de Salamanca, Antonio Tovar) por infundir un nuevo aire a la vida universitaria. Desde el catolicismo o el franquismo crítico, pero sin apartarse en ningún momento de los principios del 18 de julio, este grupo pretendió sacar a la Universidad de la mediocridad en la que había quedado sumida tras la guerra civil y la depuración. De todas las iniciativas llevadas a cabo por este nuevo equipo, la que más oposición  levantó y las que más tensiones generó fue el deseo de recuperar la España vencida; silenciada y olvidada  hasta el momento, la otra España era necesaria, según el Ministro, para lograr un país más justo.
La subversión Juvenil ocupa las Universidades y las convierte en unidades independientes, en islotes revolucionarios. El profesorado se suma en su gran mayoría a la acción estudiantil. Se crean los consejos internos de autogestión. Para comprender bien el alcance de este suceso bastará señalar que hoy martes, once de Junio, siguen ocupadas —y regidas— todas las Facultades Universitarias de Francia por los consejos de autogestión. En Medicina, por ejemplo, se ha redactado ya un plan completo de reforma de la enseñanza médica y de la investigación científica que se pondrá en marcha seguidamente, basado en la autonomía, la autogestión, la libertad y la ausencia de todo paternalismo de cátedra. En Derecho, Ciencias, Filosofía e Ingeniería, funcionan sistemas análogos.
Hay que señalar que la UNEF —asociación mayoritaria de estudiantes de predominio comunista—, no es la que dirige esta situación, sino que recomendó vivamente la negociación, con el Gobierno del mismo modo que lo hizo su homóloga la CGT sindical
La juventud ha demostrado la creciente importancia que su peso demográfico representa en la sociedad contemporánea. La Universidad como ámbito operativo de la juventud intelectualizada y politizada ha jugado un papel relevante en el proceso. La toma de la Sorbona, en 1968, es "mutatis mutandis", como la toma de la Bastilla, en 1789, la conquista de un reducto que simbolizaba la vieja Universidad napoleónica, rígida, autoritaria, distante, paternalista, en la que no cabía ya una población estudiantil que había doblado su asistencia en menos de siete años. La lucha de generaciones se convirtió en lucha de mentalidades y al final, en lucha de clases.
La entrada, en masa, de los trabajadores intelectuales en el proceso revolucionario es otro fenómeno interesante.
Su participación activa en los sucesos de mayo no sólo en la Universidad sino en las profesiones liberales y artísticas, demuestra la hondura de la rebeldía latente en una sociedad, ante las estructuras oficiales que la gobiernan
         Actualmente asistimos también a una revuelta nacional con el movimiento del 15 M, se puede asemejar a aquellos jóvenes que querían cambiar el sistema establecido. Estas voces siempre tendrán eco en la historia, sin ellos seriamos gente menos humana.



BIBLIOGRAFÍA
Rafael Gómez Pérez, (1969): La generación de la protesta, Madrid,  Novelas y Cuentos.

Enrique Tierno Galván (1972): La rebelión juvenil y el problema en la Universidad, Madrid,  Hora H.

Pablo Lizcano (2006): La generación del 56: La Universidad contra Franco, Madrid, Leer/Documento

Francisco Aguilar Piñal (1967): Los comienzos de la crisis universitaria en España (antología de textos). Madrid, ED. E.M.E.S.A

Paul Gerbod, prólod Enrique Tierno Galván (1977): Los enseñante y la política. Madrid, Ed. EDAF,

Elena Hernández Sandoica, Miguel Ángel Ruiz Carnicer y Marc Baldó Lacomba (2007): Estudiantes contra Franco (1939-1975). Oposición política y movilización juvenil. Madrid, Ed. La esfera de los libros


-         http://www.archivodelaexperiencia.es/buscador(monográficos, testimonios....)
-         http://www.elpais.com/
-         http://www.defensordelpueblo.es
-         http://www.elmundo.es/papel/2005/01/25/opinion/1748338.html



ARTÍCULOS DE OPINIÓN
El País. Exposición y actos conmemorativos. Artículo en ADN.
Raúl Morodo: La evolución intelectual y política de Enrique Tierno Galván, El País, 20/01/1986 (con motivo de su fallecimiento).
Miguel Ángel Aguilar, en Protagonistas del siglo XX
«Tránsitos / 60 AÑOS DE QUINIELAS / EL MUNDO».
Marc Bassets: columnista del periódico La Vanguardia
Primer corte de Atrapados en azul, 1997.

FUENTES GRÁFICAS

REVUELTAS

1968-manifestacion
REVUELTAS ESTUDIANTILES EN CIUDAD UNIVERSITARIA



raimon 
RAIMON-INTERIOR
CONCIERTO DE RAIMON EN EL CAMPUS DE SOMOSAGUAS EN LA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS






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